En el año 2008, fruto de las políticas hídricas del PSOE del señor Zapatero y de la señora Narbona, el Ayuntamiento de Benicàssim aprobó, con los votos favorables del PSOE-BLOC y EU, un convenio que comprometió a Benicàssim, no solo a comprar agua procedente de una desaladora ubicada en el término municipal de Oropesa sino que, además, al pago del coste de la infraestructura, a razón de 800.000 euros anuales, lo que va a hipotecar el bolsillo de los vecinos, por un periodo de 25 años.

De todos es sabido que cuando las obras son de utilidad pública deberían financiarse con cargo a los PGE y así se hizo en otras comunidades autónomas como Cataluña y Andalucía con las desaladoras que se construyeron entonces. No ha ocurrido lo mismo en la Comunidad Valenciana, obligándonos a la provincia de Castellón a tener que asumir por parte de los ayuntamientos el coste íntegro de las infraestructuras, mediante la firma de convenios que creo injustos para la ciudadanía y para el municipio.

Hace tres años conseguimos que la empresa que gestiona la desaladora, Aquamed, aceptara una moratoria del compromiso firmado por el tripartito con la finalidad de darse un tiempo más que suficiente para hallar una solución y liberar al Ayuntamiento del pago y estudiar la mejor fórmula de reversión de un convenio inasumible del cual, quienes hoy tenemos responsabilidades municipales, ni formamos parte de su aprobación, ni de sus condiciones. Un acuerdo ficticio que para nada se ajusta a las necesidades reales de agua que precisa nuestro municipio, pero a punto de finalizar el plazo dado, seguimos sin respuesta.

La única certeza que tenemos es que seguimos siendo la Comunitat más infrafinanciada, más castigada y vapuleada de todos los gobiernos socialistas habidos a nivel local, autonómico y nacional. Me continúan sorprendiendo representantes nacionales por Castellón, y de especial vinculación con Benicàssim, que antes que reconocer el fiasco de las desaladoras afirman que nos resuelven los problemas de abastecimiento, obviando el coste que va a suponer para las arcas municipales y para el vecino cada vez que abra su grifo, llene la piscina o riegue el jardín, demostrando con ello un claro desconocimiento del territorio que habitan y, sobre todo, representan.

*Alcaldesa de Benicàssim