A los y las profesionales que han cuidado y cuidan de nuestros mayores en estos tiempos de pandemia. A ellos y ellas ha ido dirigido el homenaje de las Fiestas del Cristo 2021.

Nunca nos habíamos enfrentado a algo así. El coronavirus ha sido especialmente virulento con las personas mayores y con las residencias. Han sido momentos muy difíciles, que nunca podremos olvidar, y en los que los profesionales han dado lo mejor de sí mismos, se han dejado la piel y han puesto sus vidas al servicio de la sociedad por cuidar a las personas mayores. Es necesario, pues, reivindicar y poner en valor el trabajo que han realizado y que siguen realizando.

Autoridades, reina y damas y comisión de fiestas, acompañados por la Colla de Dolçainers i Tabaleters, visitamos el pasado lunes la Unidad de Respiro y la Residencia María Rosa Ojeda.

En el acto hicimos entrega de un plato cerámico y un ramo de flores a los trabajadores y trabajadoras de ambos centros como muestra de agradecimiento y reconocimiento a su esfuerzo, dedicación y humanidad.

Estos y estas profesionales han sido la familia que nuestros mayores no podían ver, el apoyo y la compañía que necesitaban, sobre todo en los meses más duros de la pandemia, encargándose, no solo de sus cuidados sanitarios, sino cubriendo también sus necesidades socioafectivas, transmitiéndoles tranquilidad y normalidad, siempre con una sonrisa, a pesar de lo difícil y grave de la situación.

Han hecho un esfuerzo enorme, con no pocas dificultades, por cumplir las normas de seguridad e higiene para salvar vidas, medidas que incluían dejar de ver a sus seres queridos durante mucho tiempo, demasiado tiempo. Sin embargo, y a pesar de la crudeza de las mismas, su respuesta ha sido siempre ejemplar.

Más allá de los números y las estadísticas, la pandemia es la historia de personas que se han enfrentado y sufrido la enfermedad en primera línea y cuyo testimonio nunca podemos olvidar.

He vivido en primera persona, como muchísimas personas, lo duro que ha sido no poder estar al lado de tu ser querido, no poder ir a visitarlo, no poder abrazarlo… pero también he tenido la tranquilidad de saber que ha estado y está en las mejores manos y eso, la verdad, no tiene precio.

Por todo lo que habéis cuidado de los que tanto nos han cuidado ¡mil gracias!

Alcalde de l’Alcora