Querido/a lector/a, abro el periódico y en medio de las noticias habituales --la devolución de menores a Marruecos, la evacuación de Afganistán, la enésima ola del coronavirus, lo de Mbappé, el desastre del mar Menor, el precio de la luz ... etc.-- me han llamado la atención un par de novedades. La primera, no lo niego, por original: me refiero a que Salvador Illa, el que fue ministro de Sanidad de Pedro Sánchez y ahora ejerce de líder del Partit dels Socialistes de Catalunya ( PSC ) y de la oposición en el Parlament de Cataluña, le ha comunicado al president Pere Aragonès que frente a la CUP, que no le garantiza el respaldo necesario a las cuentas, el PSC está dispuesto a dar su apoyo a los presupuestos y a todo lo que suponga una mejor vida para los ciudadanos.

Según dice, porque los sociatas catalanes no creen en una oposición permanente y contra todo. Reflexión que, si la catalogo de singular, es porque frente a un PP que solo actúa por interés propio o partidista y para quemar al Gobierno y conseguir el poder, para el PSC, para Salvador Illa, la gravedad del momento en Cataluña reclama diálogo y acuerdos, evitar una polarización que impide la capacidad de evolucionar, de mejorar, y solo conduce a la paralización.

Pero no todo acaba ahí, si he hablado de un par de novedades es porque había otra, la que informaba de la muerte de Charlie Watts, del mítico y fundador batería de los Rollings: un tipo culto y discreto que se sentía percusionista de jazz pero marcó el ritmo del rock and roll de los Stones y ligó el sonido de la guitarra de Keith Richards con la voz de Mick Jagger. Alguien que, aunque yo era más de los Beatles, también contribuyó a formar la banda sonora de mi juventud y de mis sueños y, posiblemente por eso, le he expresado mi gratitud y mis condolencias volviendo a ver y escuchar por YouTube (Can’t Get No) Satisfaction.

Analista político