Eric Arthur Blair era su nombre real y aunque a algunos les pese, fue uno de los mejores y más influyentes escritores del siglo XX. La guerra española marcó su vida. Con sus ideales socialistas llegó a España en 1936 para combatir al fascismo. Se unió al Partido Obrero de Unificación Marxista (POUM) y se vio sumido de lleno en los enfrentamientos de estos con los comunistas a las órdenes del Comintern que desde Moscú se encargaba de la expansión de esta perniciosa doctrina por el mundo y de la aniquilación de todos los que no pensaban como ellos. Llegó a Barcelona, encontró la ciudad «con las iglesias saqueadas y con enjambres de oficiales del ejército popular con sus pistolas automáticas mientras que no las había en el frente». En primera línea lo hirieron gravemente, se recuperó y al regresar «era como si alguna gigantesca inteligencia malvada estuviera flotando por encima de la ciudad». Los comunistas acusaron al POUM de «espías del fascismo», a sus amigos los meten en las checas y los asesinan. Le persiguen y tiene que huir en tren, escondido hasta Francia.

Ya en Inglaterra se indigna al ver que la prensa izquierdista manipula la verdad. Escribe Rebelión en la granja, donde retrata los abusos del estalinismo, su editor no quiere publicarlo; luego 1984, en el que describe los abusos del totalitarismo y cómo borra las libertades hasta anular y someter a las personas. Dijo que era una «advertencia contra el totalitarismo y su inmenso poder destructor». Debería ser de lectura obligatoria y si mucha gente lo hiciera aprenderían mucho de lo que nos pasa.

Notario y doctor en Derecho