A estas horas son pocos quienes cuestionan los efectos del cambio climático y la necesidad de aplicar políticas verdes desde las instituciones públicas. La calidad de vida de las personas, su salud, debe ser objetivo primordial de quienes tienen la responsabilidad de gestionar, merced a la voluntad de la ciudadanía a través de las urnas. La concienciación de las buenas prácticas pasa por el establecimiento de medidas adecuadas y realmente eficientes en la práctica diaria. Si bien, el frente común contra el calentamiento global es vasto, la adecuada gestión de los residuos urbanos es uno de los capítulos primordiales, nuclear.

En tan esencial empeño trabaja la Conselleria de Agricultura, Desarrollo Rural, Emergencia Climática y Transición Ecológica, que dirige Mireia Mollà. Y en el día a día de cuidar del bienestar de las personas no hay fórmulas mágicas, sino un trabajo responsable, metódico, encaminado a la concienciación pero, fundamentalmente, a dar soluciones a las necesidades reales. Los contenedores de basura obran el milagro de hacer desaparecer las ingentes cantidades de basura que generamos en los hogares, los comercios, las industrias... Sin embargo, tan fabuloso resultado nada tiene que ver con la magia.

Las miles de toneladas de basura generadas en la Comunitat son gestionadas por los trece Consorcios de Residuos que aglutinan a los municipios del conjunto de las comarcas valencianas. Entes públicos que tienen como objetivo contribuir a la realización de una gestión sostenible de los residuos, fundamentada en la reducción y la priorización de la recogida selectiva y la valorización inspirada en criterios de proximidad y optimización de la gestión pública. Los Consorcios, integrados por representantes de todos los signos políticos, tienen el deber de conseguir el máximo consenso social en sus decisiones, así como el fomento de la información, sensibilización y concienciación social en materia de residuos. Y algo fundamental, implicar a la ciudadanía en la gestión de los residuos entendida como quehacer colectivo, a través de acciones que impulsen la participación colectiva.

El papel de los Consorcios es vital, de ahí que el castellonense Joan Piquer, director general de Calidad y Educación Ambiental, sea el impulsor de unas jornadas bianuales, las primeras se celebraron en 2019, que pretenden establecer una mejor coordinación entre estos entes públicos y aunar sinergias con la Generalitat. Piquer, en la primera sesión que se celebrará mañana en Castelló, explicará la repercusión del nuevo Proyecto de Ley de Residuos y Suelos Contaminantes, aprobada el pasado mayo en el Consejo de Ministros. El texto, que ahora se somete a debate de los grupos parlamentarios, está en línea con la Estrategia Española de Economía Circular (España Circular 2030) y persigue establecer medidas que protejan el medio ambiente y la salud humana, con el objetivo de reducir el impacto global del uso de los recursos e impulsar una economía baja en carbono, que aspira a ser neutro en emisiones en 2050.

Estos encuentros, el próximo día 22 será en Guadassuar, además de fortalecer la estructura de funcionamiento de los consorcios valencianos, constituyen inmejorable oportunidad para ahondar en fórmulas de actuación encaminadas a generar más confianza a base de elevar las cuotas de transparencia y, por tanto, dando pie a una mayor participación ciudadana. El reto es tan necesario como apasionante, el presente y el futuro inmediato necesitan del esfuerzo de todos, en defensa de la calidad de vida.

Periodista y escritor