No seré yo quien diga que Pedro Sánchez es un payaso, pues siento demasiado respeto por el noble oficio que tanto me hizo reír y pasar tan buenos momentos cuando era un niño. Dicho esto, afirmo que Sánchez es el rey de las payasadas, entendiéndolas en todo momento como acciones ridículas o faltas de oportunidad.

Verle aparecer en la comisión sobre delitos de odio, todo ufano, caminando como si fuera el mismísimo Tony Manero en Saturday Night Fever, al compás de los aplausos de varios cantamañanas y soplagaitas de la oportunidad, fue la mayor payasada llevada a cabo por un presidente del Gobierno de España desde que José María Aznar se sentó en el sofá junto a George W. Bush y puso los pies sobre la mesa.

Imagino que en la cabeza de Sánchez tal vez sonaban los compases de Stayin’Alive, de los Bee Gees, y por eso movía las caderas con la satisfacción propia de quien se cree el rey de la pista, y tal vez lo sea.

Des que tinc pardal, no he vist cosa igual!

Pasados unos días, salió de nuevo a la palestra para decir que va a hacer que el precio de la luz siga bajando. Otra payasada. El precio de la luz no para de subir y está provocando que muchas personas estén viendo como cada mes pagan más en su factura, y él dice que va a lograr que siga bajando. ¡Que siga bajando! La realidad no importa. Solo importa la posverdad, su posverdad, es decir, la mayor de las mentiras.

En definitiva, queridos lectores, que la cosa no pinta bien para la seriedad, la sobriedad, la coherencia y la objetividad.

Escritor