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Marta Barrachina

AL CONTRATAQUE

Marta Barrachina

Ximo Puig o la política del azar

El president de la Generalitat sigue sin poner medidas a la dramática situación en el mundo empresarial

A Ximo Puig no se le ocurrió otra cosa que desearles «suerte» a los muchos empresarios que se dieron cita en la última edición de los premios Empresa del Año que, como es habitual, el periódico Mediterráneo organizó con gran brillantez. ¡Enhorabuena a los ganadores!

«Suerte» y se quedó más ancho que largo. Como si no pasará nada. Como si la cosa no fuera con él. Como si él fuera un señor anónimo que pasaba, por casualidad, por ahí. «Suerte» y nada más. Ese fue todo su discurso económico, en el que obvió deliberadamente que la situación en el mundo empresarial es dramática y todo apunta, o al menos eso dicen los analistas económicos, a que todo va a ir a peor en los próximos meses. Y aquí no se salva nadie, porque el aumento de costes e impuestos afecta a todos, absolutamente a todos, desde el autónomo --el sufrido autónomo-- hasta la gran multinacional de la cerámica, pasando por los pequeños comercios, muchos de los cuales han cerrado porque al subir la persiana cada día están perdiendo dinero.

La situación es, repito, dramática debido a la elevada falta de políticas económicas tanto por parte de la Generalitat valenciana como del Gobierno de España.

Para garantizar la supervivencia de las empresas y, con ellas, muchos miles de puestos de trabajo, hace falta poner en marcha ya una batería de medidas valientes y eficaces que incluya, como no puede ser de otra manera, una bajada generalizada de impuestos con la que se pueda compensar, de alguna manera, el incremento de aquellos costes que no dependen de la Administración y, así, mantener la rentabilidad de los negocios, ya sean grandes o pequeños. Hace falta talento y talante, algo de lo que Ximo Puig carece por completo. Y lo ha demostrado en muchas ocasiones.

El futuro económico

Ximo Puig fía el futuro económico de la provincia, y por extensión el de toda la provincia, al azar. «Suerte», dijo, y ya está. Seguramente a los empresarios, a los que estaban allí y a los que no estaban allí, les hubiera gustado escuchar los planes que la Generalitat valenciana ha diseñado para ayudar a las empresas a superar esta época oscura… Pero no, ni hubo recetas mágicas ni hubo autocrítica. Solo hubo un deseo tan banal como infantil: «Suerte».

Desde el sector cerámico, el principal motor de la economía de nuestra provincia, ya se ha alertado de que la actual escalada de incrementos de los costes energéticos se va a traducir en la paralización de hornos, primero; y después en el cierre de empresas con la consiguiente destrucción de empleo. Y si al sector cerámico le va mal, a los castellonenses nos va mal. Porque esta industria da trabajo directo a casi 26.000 personas.

Lo que estamos viviendo actualmente es el resultado de las políticas de la extrema izquierda, tanto en Valencia como en Madrid. Y el resultado solo puede ser calificado como fracaso total y absoluto. El PSOE, lo ha demostrado en muchas otras ocasiones, no sabe gestionar las cifras, ni crear empleo y, por lo tanto. tampoco sabe generar riqueza que garantice el bienestar de todos.

Los empresarios no necesitan suerte, porque ya se la buscan ellos a base de trabajo, trabajo y más trabajo. Lo que necesitan los empresarios son políticas que les ayuden a poder seguir trabajando y a crear riqueza para todos. No pueden seguir jugándose al futuro al cara o cruz que propone Ximo Puig.

Alcaldesa de Vall d’Alba, diputada provincial y presidenta provincial del Partido Popular de Castellón

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