Esta semana se debería debatir la Ley de Presupuestos de la Generalitat para el año 2022, la más importante que se debate en Las Cortes Valencianas porque en ella se programa hacia donde irá la política valenciana y se determinan las inversiones para el año que viene.
Es una ley vital que debería reactivar el estado del bienestar ante la crisis sanitaria y económica que vivimos por el coid. Lamentablemente, todo indica que nos encontraremos, de nuevo, con unas cuentas de corte nacionalista donde se sigue untando a las asociaciones separatistas y engañando a los valencianos con inversiones ficticias que nunca llegan y que lo único que consiguen es disparar el déficit.
Desde Ciudadanos exigimos al Consell que deje de asfixiar a los autónomos y a la clase media trabajadora con más tributos y que apueste por una bajada de impuestos ambiciosa. Planteamos una rebaja fiscal que contemple la bajada del tramo autonómico del IRPF hasta 65.000 euros, que supondría un ahorro de 129 millones de euros y del que se beneficiarían el 96% de los castellonenses, valencianos y alicantinos. También, que se apueste por una bonificación del 99% para el Impuesto de Sucesiones y Donaciones.
Es vital no olvidarse de nuestros jóvenes, que son el futuro de nuestro país. Esta comunidad debe garantizarles un sueldo digno, ayudas para emprender y la adquisición de la vivienda, y, para quien desee contribuir a la natalidad, ofrecerles recursos económicos como el cheque bebé o reducción del IRPF en el caso de tratamientos de fertilidad de ámbito privado.
Pero, lejos de apostar por mejorar la vida de los castellonenses, y por extensión del resto de la Comunitat, me atrevo a concluir que serán unos presupuestos de pinta y colorea, calco de años anteriores, que solo buscan contentar a los suyos y a su ideología, sin reparar en las necesidades reales.
*Diputada y portavoz adjunta de Cs en Les Corts