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Jose Martí

A FONDO

José Martí

Contra el Castellón vacío

Para luchar contra la despoblación hay que impulsar políticas valientes de discriminación fiscal positiva

La España vacía es una expresión con éxito. Sergio del Molino, un escritor que les recomiendo, la utilizó para poner nombre a uno de sus libros. (La España vacía. Madrid. 2016). Como nombraba un dura realidad, la denominación cuajó. Años después se perfiló o redondeó y como para precisar y ser más críticos se habló de la España vaciada. Lo importante es la cosa y no su denominación. Para mí los dos términos valen, aunque puestos a preferir, me quedo con la España vacía y no vaciada. Por cuestión gramatical, hablamos de un vaso vacío y no vaciado, y por cuestión socio-política, parece que al decir vaciada directamente apuntamos a un conjunto de actores, por más señas, políticos, los malvados políticos, que a lo largo del tiempo se han dedicado a tomar decisiones que han despoblado el territorio. Seguramente, eso es verdad, pero es sólo parte de la verdad y la cuestión es mucho más compleja, difícil y enrevesada. Son decisiones políticas, por supuesto, pero también procesos sociales e incluso movimientos civilizatorios muy variados y profundos que hacen sumamente difícil detectar un solo agente vaciador. En todo caso, vacía o vaciada, alegrémonos porque la denominación ha servido para que la cuestión de la despoblación esté sobre la mesa.

El famoso Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia que se estructura en torno a 10 políticas palanca que a su vez integran 30 proyectos tractores para tirar de la política y la sociedad española tiene como el primero de todos, el titulado: Agenda urbana y rural, lucha contra la despoblación y desarrollo de la agricultura. Y dentro del plan de Recuperación, el Gobierno ha elaborado 130 medidas frente al reto demográfico que se contienen en 10 ejes transversales que no estará de más recordar: 1.- Impulso a la transición ecológica. 2.- Transición digital y plena conectividad territorial. 3.- Desarrollo e innovación en el territorio. 4.- Impulso al turismo sostenible. 5.- Igualdad de derechos y oportunidades de las mujeres y los jóvenes 6.- Fomento del emprendimiento y de la actividad empresarial. 7.- Refuerzo de los servicios públicos e impulso a la descentralización 8.- Bienestar social y economía de los cuidados. 9.- Promoción de la cultura y 10.- Reformas normativas e institucionales para abordar el reto demográfico.

Jornada en Sueras

Y en la misma línea, este próximo viernes en Sueras, la Fundación Valenciana de Estudios Avanzados y la Diputación Provincial plantean una jornada de reflexión sobre el Castellón vacío dentro de esa España vacía. La ubicación original de la jornada era la sede que la Mancomunidad Espadán-Mijares tiene en Tales pero por razones festivas, que siempre son buenas razones, la localidad amiga y vecina de Sueras será la anfitriona. Ante la proliferación de jornadas, fórums, congresos y debates del mismo tenor, las voces críticas no se cortan y sus críticas vienen a ser del siguiente tenor: «El tiempo de las palabras ya ha pasado, es el momento de la acción. Menos hablar y más actuar». Razón no les falta, pero los seres humanos somos monos gramáticos, ya nos lo dijo Octavio Paz, y la palabra nunca está de más, ella precede a la acción y más arriba ya hemos visto que las acciones están en marcha. En todo caso, luchar contra la despoblación es luchar contra una forma de desigualdad y, por tanto, es luchar por la justicia. Y para que esta lucha tenga algún éxito, no sabemos si definitivo porque la presión urbanícola civilizatoria es brutal, se tienen que llevar adelante políticas valientes de discriminación fiscal y discriminación administrativa. Discriminación fiscal favorable para todo aquel que vive o emprende su negocio en municipios de interior. No puede pagar los mismo el bar de mi pueblo que el de una gran ciudad, ni el residente en un pueblo deshabitado que el de una gran urbe (la Generalitat acertadamente ha empezado a dar pasos en esta dirección, pero la política fiscal es estatal). Nos perdemos en subvenciones cuando la solución es bajar la carga fiscal. Y, además, la discriminación ha de ser también administrativa, al igual que la variable de género, hace falta ya la variable demográfica. Para los ayuntamientos, la ley de pequeños municipios, y para particulares y emprendedores, un tratamiento administrativo más favorable y facilitador. Desde el optimismo entendemos que hay partido y merece la pena jugarlo. En Sueras plantearemos alguna tácticas de acción.

Presidente de la Diputación de Castellón

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