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Paco Mariscal

AL CONTRATAQUE

Paco Mariscal

¡‘Mazel tov’! Margot, Habib y el Blanquet

Mazel tov es una frase hecha en hebreo que se utiliza para felicitar. Viene a ser tanto como «que tengas suerte» o «enhorabuena». Una felicitación que todo cristiano, moro, judío o budista, demócrata y tolerante, que deteste la discriminación o xenofobia o el rechazo al diferente…; una locución, vecinos del Riu Sec, que, en estos comienzos de noviembre, miles de nuestros conciudadanos europeos, gentes de buena voluntad, hacen llegar a Margot Friedländer. Margot, superviviente de la shoah o holocausto, nació en 1921 y la mocita acaba de cumplir con mente clara 100 años. Se dedica dos o tres veces a la semana a informar en escuelas e institutos a la tropa joven de cuanto vivió y sufrió en carne propia. Y lo explica con la ilusión de una adolescente y sin ira.

Este pasado martes, Margot era una linda estampa. Sentada entre el presidente de República alemana, Frank-Walter Steinmeier, y la todavía canciller en funciones, Angela Merkel, en un acto en recuerdo de los grandes sucesos que tuvieron lugar en Europa y en distintos noviembres: la salvaje y detestable Noche de los Cristales Rotos en 1938, la caída del nefasto e inhumano muro de Berlín en 1989; la proclamación de la República de Weimar en 1918, la llegada al mundo de Margot en 1921. En el acto había representantes de diversas confesiones religiosas, partidos políticos y autoridades europeas llegadas desde Bruselas. Con voz cálida y clara, narró Margot de forma escueta los avatares de 1938 y los años siguientes: desaparece su padre; ella se tiñe el pelo y opera la nariz hebrea que tanto ridiculizaban los antisemitas; vive clandestinamente ayudada por alemanes de buena voluntad; su madre y su hermano son asesinados en un campo de exterminio; casi al finalizar la Guerra es detenida por la Gestapo y la envían a otro campo de concentración donde conoce a un joven judío con el que después se casará; tras la liberación del campo por los aliados, embarca con su novio rumbo a América, y en Nueva York trabajará como costurera hasta la muerte de su marido; con 82 años regresa a su Berlín natal para explicar a los jóvenes sin enojo o amargura los principales retazos de su vida y la shoah, advirtiendo de los peligros de la discriminación y el odio al minoritario y diferente. El semanario Der Spiegel la describió hace unas semanas como «una mujer pequeña y menuda, pero un gigantesco ser humano».

Gentes de buena voluntad

Claro que, vecinos, en este noviembre que siembra de crisantemos nuestros camposantos, no solo paramos mientes en Margot con un mazel tov; porque también por donde La Plana y el Riu Sec nos tropezamos con gentes de buena voluntad, que trabajan por la integración del diferente, bien alejados de las demagogias y exabruptos de la extrema derecha. Navegan en el mismo barco que Margot y buscan el mismo puerto. Merece un mazel tov, una enhorabuena, el discreto profesor de FP que acogió al menor y sin papeles marroquí, que llegó, habilidoso como es, dispuesto a trabajar. Habib tiene papeles y una buena formación profesional; trabaja como experto en el sector cerámico. Es un nuevo castellonense que ayuda económicamente a sus progenitores en Marruecos. Y el mazel tov se lo merece también, sin duda alguna, el Blanquet del Raval, que nació en la sufrida Nicaragua, con la piel entre oscura y trigueña; quien ahora llama «pare i mare» al matrimonio de socialdemócratas del Raval del Codony que le dieron el calor de un hogar y una formación profesional, ligada también a la cerámica.

Y es que, vecinos, si hablamos de integración y solidaridad, estamos obligados a fijar la mirada más allá y más acá de nuestros cerros cercanos.

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