El Periódico Mediterráneo

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Basilio Trilles

BABOR Y ESTRIBOR

Basilio Trilles

La fortaleza de Puig

Ximo Puig ha salido doblemente fortalecido del XIV Congreso del PSPV-PSOE, celebrado el pasado fin de semana en Benidorm, la ciudad vertical y modelo de sostenibilidad que dirige el alcalde popular Toni Pérez. El municipio alicantino, centro internacional turístico y siempre abierto a la acogida, ha sido el escenario elegido por los socialistas valencianos que han reforzado a su líder, quien lleva seis años al frente del Consell tras ganar dos veces las elecciones autonómicas y lograr la no siempre fácil convivencia con los socios de Gobierno.

Puig además consolida los apoyos internos, quedando en nada la oposición que ya en las primarias de 2017 fracasó con Rafa García, alcalde Burjassot y peón del ya más que cadáver político José Luis Ábalos. El que fuere hombre fuerte de Pedro Sánchez, fulminado por éste tras conocerse turbios comportamientos, estuvo presente en el Congreso y evidenció enfado al advertir que él y los suyos pintan poco en la nueva etapa del PSPV. Aún así, Ximo Puig, que conoce más que nadie la idiosincrasia de la familia socialista valenciana, con la aquiescencia de estadista, ha sido generoso concediendo a los denominados abalistas, una pequeña cuota en la estructura orgánica, con la presencia del propio García. De esta manera, el president, que comenzó en política aprendiendo al lado de Joan Lerma en los primeros años ochenta del siglo pasado, ha predicado con el ejemplo. Y es que Puig dijo alto y claro que hay que dejar las cuitas de las luchas internas y dedicarse a la sociedad.

Brazos abiertos

En el Gran Hotel Bali, rodeado de piscina y hamacas con guiris tostándose al sol Mediterráneo, Ximo Puig recibió con los brazos abiertos a Pedro Sánchez. Tiempo atrás Puig era objeto de conjuras de quienes, orquestados por Ábalos, enarbolaban la bandera del sanchismo con el fervor de los regulares caídos en el desastre de Annual. En la ensoñación de despachar al líder castellonense del poder de Blanqueries, entonces sede del PSPV. Estaban convencidos los de Ábalos que el de Morella vivía sus horas más bajas por haber estado al lado de Susana Díaz en aquellos momentos tan convulsos como sorprendentes vividos en Ferraz, la catedral del poder socialialista recuperada por Sánchez y Redondo tras dar la vuelta a España en un Peugeot y ganarse a la militancia. Episodio político tan prodigioso como audaz que significó un cambio histórico en el funcionamiento interno del PSOE. Ximo no era sanchista de primera hornada y resistió los tejemanejes de Ábalos, a quien hace poco hemos podido ver en televisión, cual alma en pena, desenvolviéndose con patetismo verbal ante las preguntas de Risto Mejide.

El president de la Generalitat además de constatar su liderazgo entonces siguió dando ejemplo de gestión y gobierno, lidiando eficazmente en el seno del partido y llevando a buen puerto los sucesivos encuentros del Acord del Botànic, que no siempre han navegado en mar bonancible, dada las diversas sensibilidades e intereses. Esta vez, en Benidorm, los brazos abiertos al secretario general del PSOE han sido de gran fortaleza y, me consta, sin reducir ni un ápice el compromiso de lealtad con el presidente del Gobierno. Por su parte Sánchez sabe que el activo que representa Puig es necesario para el nuevo giro, la socialdemocracia centrista, que los socialistas deberían emprender si realmente desean cambiar la tendencia de las encuestas y no dejarse arrastrar por las maniobras de la izquierda más radical, dispuesta a encumbrar a Yolanda Díaz. Ya lo dijo Puig en Benidorm: hay tanto que hacer que «no podemos perder el tiempo en chorradas». Nada dijo de adelanto electoral.

Periodista y escritor

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