El Periódico Mediterráneo

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Antonio Gascó

COSAS MÍAS

Antonio Gascó

La higiene de la roña

Como todos los días, tras levantarme, he pasado por la ducha para enchufar el calefactor porque soy muy friolero. He desayunado y he vuelto al recoleto aseo a pasarme por agua. Precisamente al salir del plato acrílico, me ha asaltado, por asociación sináptica, el argumento de este comentario.

No hace falta ser un erudito, para saber que el baño es tan antiguo como la hominización. Sin embargo es curioso como esa sanísima costumbre higiénica, se puso en interdicto por la iglesia, precisamente en el medievo. No es cierto que los medievales fueran, en ese amplio periodo que abarca desde el siglo V al XV, especialmente guarros. Herederos de la cultura romana, en el inicio de ese milenio, los europeos solían bañarse (sobre todo los pertenecientes a las clases pudientes) en establecimientos públicos o en el hogar, en unas tinajas de madera muy amplias, en las que se llegaban a meter hasta tres personas. Incluso hay testimonios que hablan de promiscuidad en ese acto. De aquí nace la proscripción por parte del poder religioso, al considerar el acto como pecaminoso. De hecho, el gran filósofo y médico Averroes, poco sospechoso de obediencia eclesial, llegó a afirmar que una muchacha había quedado embarazada por lustrarse con hombres.

Aunque parezca peregrino, algo de razón tenía el sabio cordobés, pues que precisamente la propagación de la sífilis, fue la que sirvió para empecinar más a la iglesia en su afán de proscripción. En la peste negra de 1348, que tanto azotó estas tierras, se prohibieron los baños colectivos para evitar la transmisión a través del agua. Lógica había, pero lo peor fue que, al respecto, se dijo que la capa roñosa de mugre protegería del contagio. Y eso ya...

Cronista oficial de Castelló

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