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Jose Martí

A FONDO

José Martí

Presupuestos y Constitución

Si algo marca el espíritu mismo de la Carta Magna es su afán de integrar al que ni piensa ni siente como yo

Ya se han aprobado los Presupuestos Generales del Estado. Fue el jueves 25 de noviembre y por una amplia mayoría de 188 votos. Once formaciones políticas diferentes, once, votaron a favor. No son pocas. El Gobierno lo ha logrado por segundo año seguido. Hace mucho tiempo que no se conseguía. Es una buena noticia y un signo de estabilidad en estos tiempos de inquietud y zozobra. Pero… siempre hay algún pero, la oposición critica que ese apoyo lo den partidos antisistema: populistas de izquierdas como Podemos, filoetarras como Bildu, separatistas recalcitrantes como ERC o JuntsXCat, no sé si el PNV entrará también en esa denominación, cuando los nacionalistas vascos apoyaban los presupuestos del Gobierno popular, desde luego no lo tenían.

Pero más allá de las críticas de la oposición --algo tienen que decir-- y aprovechando que el próximo lunes día 6 de diciembre es el aniversario de la Constitución, bien estará que hilvanemos alguna reflexión sobre el sentido del Gobierno de coalición y de sus apoyos parlamentarios. Es bien cierto que estos apoyos provienen de partidos que frecuentemente se manifiestan contrarios a la Constitución, denostan la transición a la democracia, reniegan de nuestra forma de Estado y tildan de Régimen del 78 a toda una construcción política que, al fin, permitió a nuestro país acceder a la democracia y a las libertades. No es ocioso preguntarse: ¿Pactar con ellos no es traicionar el espíritu de la transición? ¿No supone romper el consenso constitucional? ¿No viene a significar una infidelidad o deslealtad con nuestra Carta Magna? ¿Esos pactos y esos acuerdos no son, más bien, un subterfugio para mantenerse en el poder, una añagaza para conservarlo cueste lo que cueste?

No solo creo que no y por tanto respondo negativamente todas esas preguntas, sino que entiendo que esa política de pactos y consensos supone llevar a su máximo desarrollo la Constitución del 78, viene a quintaesenciar el espíritu de la transición, es un nuevo logro de nuestra democracia y marca un nuevo hito en el régimen de libertades que nos hemos dado. ¿Y en qué sustentamos tales afirmaciones? Veamos.

Afán de integrar

Si algo marca el espíritu mismo de la Constitución es su afán de integrar al diferente, al distinto, al que ni piensa ni siente como yo, al otro. Eso está haciendo el Gobierno de Pedro Sánchez y de manera tranquila, pausada, paciente, sutil. Nuestra magnífica Constitución, sin alharacas, ni aspavientos ha ido superado, por un lado, duros embates como un golpe de estado, la lacra del terrorismo, la corrupción política, el desafío independentista, el estallido de la burbuja inmobiliaria, la pandemia de la covid-19; y por otro, episodios que se sitúan dentro de la normalidad democrática pero que ponen a prueba la fortaleza de las instituciones: los sucesivos cambios de gobierno, el relevo en la jefatura del Estado, gobiernos en mayoría, gobiernos en minorías y ahora, y por primera vez, un Gobierno de coalición. No es fácil, pero se está consiguiendo. Que un movimiento radical, antisistema, nacido de la contestación social y de la negación del «no nos representan» se avenga a entrar en la formalidad de las instituciones nos tendría que alegrar a todos los constitucionalistas. Sin duda, es un paso adelante. Como también lo es que los independentistas vascos y catalanes se inmiscuyan en la gobernabilidad de España apoyando unos presupuestos que lo son para todo el Estado con unas contraprestaciones perfectamente asumibles.

Eso es un triunfo sin precedentes, no tanto del Gobierno de Pedro Sánchez, que también, sino de la Constitución y del mismo régimen político que dicen querer superar. Lo hecho marca un antes y un después. Vale no tanto en lo que se dice, sino en lo que se presupone. Hablando en términos educativos, el currículum oculto de esos consensos y esos pactos es excepcional. Lo que es el afán y sentido último de la Constitución consigue aquí su máximo objetivo. Desde el respeto a todas las opciones, supone una gran miopía política no valorarlo debidamente. No importa lo que se dice, sino lo que se hace, y que hijos políticos de ETA apoyen los presupuestos del Gobierno central nos tendría que llenar de orgullo y satisfacción. Algo muy importante hemos conseguido. La Constitución logra un nuevo triunfo histórico. ¡Viva la Constitución!

Presidente de la Diputación de Castellón

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