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Antonio Gascó

COSAS MÍAS

Antonio Gascó

Tres palabras hebreas

Tiene a bien leer todas las semanas esta columna (y se lo agradezco) mi buen amigo José Ramón Magdalena Nomdedeu, el que fuera ilustre catedrático de Hebreo en la Universidad de Barcelona y una de las personas más eminentes en la profesión a nivel internacional. Tengo a gala y a honra su amistad y su afecto, que se prolongan más de los 60 años. Al socaire de esta relación, conversamos por teléfono. Pues bien, en uno de esos diálogos me expuso tres palabras (hay un muy hermoso bolero del cubano Oswaldo Farrés así llamado y que a buen seguro él interpreta con su acordeón) en la lengua de David que han quedado en el castellano, aunque no son de uso frecuente.

La primera es desmazalado. Su raíz hebraica es mazal, cuya traducción viene a ser destino, hado o estrella. Así que el significado con el prefijo des, que indica negación o inversión del sentido del término subsiguiente, vendría a ser algo así como mal fario, mal sino o mala estrella. Lo que en valenciano exponemos en una sola voz: malastruc. El segundo vocablo es mancer (viene de mamzer) que quiere decir bastardo. No me negarán que no es un gran recurso eufemístico para decirle a uno un improperio muy gordo sin que se ofenda, pues lo más normal es que no conozca esa vardá (ni esta tampoco, porque es caló). El tercero y último es malsín (proveniente de malshín) y su acepción es chivato, delator o deslenguado. Precisamente, me cuenta Magdalena, que a un quídam en Barcelona lo llevaron a ajusticiar en el siglo XIV sus hermanos de raza y fe, precisamente por soplón. ¡Ahhhhh! quede dicho, las tres palabras están en la RAE. Pueden buscarlas y, por supuesto usarlas, porque son de un castellano tan legítimo como sombrero.

Cronista oficial de Castelló

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