Seguramente en la Nochevieja de 2041, muchas no nos acordemos de los acontecimientos que este año nos deja, al igual que quien no recuerda la peseta, por desmemoria, o porque aún no era ciudadana de este mundo. Sería necesario pues, hacer un ejercicio de memoria colectiva, para hacer un balance correcto de lo que supuso este año, casi capicúa, para todas nosotras. Pues bien, si a ello nos ponemos, en 2021 no solo pasó por nosotras la pandemia del covid-19.
Así, a bote pronto, y entre todo aquello que me viene a la cabeza, destacaría el asalto al Capitolio con un Trump fuera del juego democrático. La borrasca Filomena y Madrid colapsado por la nieve. Fenómenos costeros reiterados en el Mediterráneo. La COP 26 con sus decepcionantes conclusiones. Los incendios de sexta generación, el cambio climático, sus negacionistas y, cómo no, el volcán de la isla de La Palma con las lecciones de resiliencia de su gente.
En el ámbito político patrio, 2021 nos dejó la noticia de la detención de Puigdemont y su posterior puesta en libertad, los indultos a los condenados por el procés, los cambios en el Gobierno de la Nación. La salida de Pablo Iglesias de la primera línea de la política y la irrupción de Yolanda Díaz, con su más que probable proyecto político.
La aprobación de los presupuestos, con los equilibrios necesarios para un Ejecutivo que gobierna en minoría. Una ultraderecha virulenta y zafia, con su discurso de miedo y odio y una derecha ultra, incapaz. La crisis con Marruecos y la utilización de la migración como elemento político de presión.
Más allá de nuestras fronteras otra vez, destacar las tensiones en la frontera de Ucrania, la reconquista de Afganistán por los talibanes y la constitución del Emirato Islámico. El Ever Given bloqueando el canal de Suez y la amenaza de desabastecimiento a nivel mundial. El adiós de Angela Merkel, los JJOO, y el hasta siempre de Pau Gasol.
Si de despedidas hablamos, 2021 ha sido pródigo en ellas, evidentemente por la incidencia directa del covid-19 en primer lugar y otras de manera inesperada. Se fueron sin pedir permiso la icónica Raffaella Carrà, la gran Pilar Bardem, Almudena Grandes con su corazón de tinta, la eterna Chusa de Bajarse al moro y su álter ego, Verónica Forqué. También nos dejaron Felipe de Edimburgo, Georgie Dann con su chiringuito y un mito del deporte español como Manolo Santana. Desmond Tutu, Premio Nobel de la Paz y símbolo de la lucha contra el apartheid. En fin, sería inabordable listar los nombres de amigos, familiares y conocidos, o no, que nos dejaron en 2021 y que son la peor noticia del año.
Volviendo a otros temas… 2021 volvió a ser un año lleno de asesinatos machistas, con 43 mujeres y 6 niños asesinados. Sin duda una lacra que persiste, y que debemos erradicar, pese al blanqueamiento de algunos, el negacionismo de otros y el patriarcado que los ampara. Qué decir del récord interruptus del precio de la luz, las distintas mutaciones del maldito virus y el continuo cambio de estrategias frente a la pandemia. Y de fondo, otra vez los de siempre, intentando recabar rédito electoral de cualquier cosa por encima del interés general de este país.
Sin embargo, pese a que me dejo muchísimas cosas y que casi todo lo nominado tiene un carácter negativo o nocivo, me voy a quedar con lo bueno, y en su caso con su reivindicación al menos. Es decir, me quedo con unos servicios públicos, que aún en mínimos, colapsados y denostados por algunos, han dado la talla gracias a la entrega de sus profesionales. Me quedo con una atención primaria al borde del colapso, que nos sigue dando respuesta, pese a las dificultades, al desconcierto y en su caso al desgobierno.
Me quedo con el escudo social que ha permitido que muchas familias puedan seguir con sus proyectos vitales. Me quedo con las consecutivas prorrogas de los ERTE, con un diálogo social que ha vuelto a demostrase necesario e insustituible. Me quedo con la reforma laboral que devuelve derechos a la clase trabajadora y que nos retorna a una negociación colectiva y una concertación social, de la que nunca debimos prescindir. Me quedo con los mejores datos de paro de nuestra reciente historia. Con la subida del SMI y con el acuerdo de pensiones.
Qué decir más de 2021... Un año candidato al olvido, de despedidas inesperadas, preñado de dolor, pero también de esperanza, de solidaridad. Y pese a lo que falta y en lo que me equivoque, les deseo un feliz 2022. Que nos llegue esa normalidad que anhelamos, que juntos seamos capaces de cambiar este maldito sistema y que nunca perdamos la rebeldía y la capacidad de sorprendernos.
*Secretario general SI FSC CCOO PV Comarques del nord