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Casimiro López Llorente

CARTA DEL OBISPO

Casimiro López Llorente

Comienza la cuaresma

Con la imposición de la ceniza este miércoles, en la Iglesia católica iniciamos la cuaresma, tiempo de gracia y de salvación. «Ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la Salvación» (2 Cor 6,2). Dios nos concede un tiempo propicio para prepararnos con corazón renovado a la celebración gozosa de la Pascua del Señor y --este año-- también a la celebración del Año Jubilar diocesano. La muerte y resurrección de Jesús es el fundamento de la vida cristiana. La Pascua no es algo del pasado sino que permanece siempre presente por la fuerza del Espíritu Santo. La Cuaresma nos llama a la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua y nos ayuda a crecer en comunión con Dios.

El tiempo cuaresmal ofrece a todos la oportunidad de volver la mirada a Dios. A los bautizados nos llama a recordar y revivir nuestro bautismo. Es un tiempo especial para renovar nuestra fe y vida cristiana, para avivar nuestro amor a Dios.

La Palabra de Dios nos exhorta a ponernos en camino hacia la Pascua con una vida renovada, es decir convertida a Dios y reconciliada con Él y con los hermanos. «Convertíos y creed en el Evangelio» (Mc 1,15). Son palabras de Jesús al inicio del itinerario cuaresmal. Convertirse es volver la mirada y el corazón a Dios con ánimo firme y sincero. Para ello hemos de escuchar de nuevo y acoger con fe la buena Noticia de Dios, el Evangelio.

Volvamos la mirada y el corazón a Dios. Como nos recuerda el papa Francisco en su mensaje para la cuaresma de este año: «No nos cansemos de hacer el bien» (Ga 6,9). No nos cansemos de orar; nadie se salva sin Dios. No nos cansemos de extirpar el mal de nuestra vida; el ayuno fortalece nuestro espíritu en la lucha contra el pecado. No nos cansemos de pedir perdón en el sacramento de la Penitencia; Dios no se cansa de perdonar. Y no nos cansemos de hacer el bien en la caridad activa hacia el prójimo.

*Obispo de Segorbe-Castellón

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