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Javier Ramos

LA RUEDA

Javier Ramos

Borriol no se lo merece

Vivimos tiempos convulsos de pandemias y guerras en los que, por desgracia, hemos aprendido a distinguir lo superficial de lo importante. Meses de incertidumbre en los que, ahora más que nunca, las arcas públicas y las administraciones tienen que dar ejemplo de cordura y sensatez. Es en estos momentos cuando los ciudadanos esperan lo mejor de nosotros, de sus representantes políticos. Por desgracia, no todos están a la altura del reto, y Borriol es uno de los mayores ejemplos de esa mala gestión.

Doblemente mala, por la improvisación y la chapuza que ha llevado a tirar a la basura 52.000 euros de subvenciones para mejorar las calles más deterioradas de Borriol. O eso pensábamos. La realidad es otra. Me refiero a la que se han encontrado los propietarios del camino Terra-Roja. Los vecinos de esas calles tienen dos aceras y ninguna de ellas es transitable, con bordillos desnivelados y altos, escalones sin sentido y desniveles que impiden el paso a cualquiera que no sea Spiderman. Y ya no hablamos a los que sufren movilidad reducida o algún tipo de discapacidad. Un verdadero desastre que parece más propio de Pepe Gotera y Otilio que de una empresa constructora.

Han sido los propios vecinos los que, alucinados por el esperpento, han colgado las imágenes que no dejan lugar a dudas. Hasta 40 centímetros de desnivel entre la carretera y el bordillo. Y a la pregunta del millón, ¿cómo dejan esa peligrosa diferencia de altura? La respuesta no puede ser más surrealista. Para cuando se asfalte algún día la carretera y se eleve el nivel. ¿Y eso cuándo será? Pues cuando toque. Hasta entonces nos tendremos que apañar levitando, dotando de zancos a los vecinos o esperando a que las lluvias nos permitan sacar la canoa.

No es una película de Berlanga, es la nefasta realidad de un pueblo que se ha acostumbrado a perder trenes uno tras otro. Pasan de largo, ellos y las oportunidades de progreso que se van a otros pueblos en los que sí se escucha a sus vecinos. Quien gobierna de espaldas al pueblo comete dos graves errores: hacerlo y esperar que eso no tenga consecuencias. Poco a poco se van cayendo las caretas y quedando al descubierto los caretos de algunos. Aquellos que predicaban honestidad o consenso y ahora se han convertido en oligarcas de sí mismos. No seres cómplices de sus errores, no mientras nos quede aliento.

Seguiremos denunciando, alto y claro, lo que otros quieren que silenciemos.

Concejal de Ciudadanos en Borriol

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