El Periódico Mediterráneo

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Vicent García Nebot

PUNTO DE VISTA

Vicent García Nebot

Un viaje en AVE

La semana pasada, de camino a Madrid con el AVE, me tocó un asiento de esos que tienen una mesa central compartida. Enfrente de mí había dos niñas de rasgos eslavos (muy blancas, ojos claros y algo rasgados, pelos rubios oscuros y caras de tristeza). Una de unos nueve o diez años. La otra, más mayor, de unos quince o dieciséis. A su lado, en los asientos de la mesa de al lado, las que podrían ser su madre, su tía y su abuela. Todas mujeres. Cargadas de bolsas repletas de ropa (parecía). Y ni una sonrisa en la cara.

Junto a ellas una joven, posiblemente sudamericana por su acento al hablar, que se comunicaba con ellas a través de un smartphone al que hablaba en castellano y, a través de alguna aplicación de traducción automática de las que existen, les enseñaba el resultado traducido de aquello que les quería decir.

Las niñas, su madre, tía y abuela sencillamente asentían. Comprendían lo que la voluntaria les quería decir. Y, como era inevitable escuchar lo que decía la colaboradora de la oenegé, parece ser que su destino final era Málaga. A más de 4.000 Km de su casa. Sin su padre, sin su hermano (si es que lo tienen), desarraigadas y asustadas.

La niña más pequeña no dejó de darme pequeñas patadas, sin querer, porque sus piernas estaban encima de uno de los bultos que se había convertido en sus más valiosas pertenencias. La más pequeña, que llevaba un teléfono estaba viendo dibujos hasta que se lo acercó a su hermana y pude ver que en la imagen estaba Zelenski, vestido de militar diciendo algo. La hermana mayor asintió y las dos siguieron con sus caras tristes.

Lógicamente, eran refugiadas ucranianas.

Urbanista

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