La derecha y la ultraderecha están satisfechas por los últimos acontecimientos políticos; el avance del conservadurismo en Europa, subrayado ahora con el resultado de la primera vuelta en las elecciones francesas, o el panorama español donde las urnas les han dado margen de maniobra y, lo que todavía es peor, un ascenso importante en un futuro próximo electoral augurado por la mayoría de las encuestas. Aunque las previsiones son buenas, los conservadores intentan evitar la foto con la ultraderecha, no ir de la mano como buenos amigos o, por lo menos, que no lo parezca. De ahí el lavado de imagen que se propaga a través de los medios; la moderación, la experiencia e incluso una aparente deriva hacia el centro político.
Ese codiciado espacio político llamado centro que se arroga la arbitrariedad y la intermediación entre posiciones distantes, que sugiere estabilidad, equilibrio, perdurabilidad y un sinfín de sinónimos más y que intenta situar al electorado en una zona de falsa seguridad, pero todo ello no es más que un área resbaladiza que se desliza peligrosamente siempre hacia posiciones conservadoras y que utiliza sutilmente el miedo como elemento disuasorio de otras políticas. Se trata, en mi opinión, de un espacio vacío, sin identidad propia, pero ansiado por muchos con la falsa creencia de que disputar el centro hace ganar la batalla electoral.
En política hay que definirse
Nada más lejos de la realidad. El centro, que parece tener las claves de atracción de las mayorías, está en sí mismo lleno de contradicciones, no se puede nadar y guardar la ropa. No se pueden hacer políticas progresistas y conservadoras al mismo tiempo. En política hay que definirse, situarse en aquella parte del arco político en la que uno se sienta a gusto y trabajar por la consecución de los objetivos.
Sin negar por ello la existencia del centro, si diré que echo de menos cualidades que se suponen intrínsecas a este espacio como son mantener una sensibilidad social por encima de ideologías y la defensa de los derechos humanos.
Algunas personas nos definimos en otra parte del arco político, fuera del centro, lejos de la derecha, allí donde con esfuerzo y en respuesta a las personas que han confiado en nosotras, conseguimos logros importantes que no pueden pasar desapercibidos: hablamos de la Ley de Salud Mental que aborda un tema tabú y que pretende mejorar las condiciones de los enfermos, hablamos de que la Ley valenciana de Salud ya incluye el derecho a la salud bucodental a niños y adolescentes y seguiremos hasta conseguir un dentista público y universal, hablamos de que se ha mejorado la ratio de enfermería, hablamos de recuperar la gestión de hospitales que habían sido privatizados (Alzira, Torrevieja), hablamos del presupuesto de vivienda que ha aumentado un 116% y de la ampliación de oferta en vivienda pública, hablamos del Convenio 189 OIT, hablamos de la accesibilidad universal en edificios públicos de la Comunidad Valenciana.
Podemos hablar de muchas más cosas que desde Unides Podem trabajamos sin descanso para conseguir una sociedad más justa, igualitaria y progresista. Me viene a la cabeza, así de pronto, que si somos capaces de tanto con tan poco ¿Qué podríamos hacer con más fuerza?
Portavoz Municipal de Podem Castelló
