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Ramón Serra

TRIBUNA SINDICAL

Ramón Serra

Reforma laboral en el campo

El pasado jueves 3 de febrero se votaba en el congreso de los diputados la reforma laboral, acordada por los sindicatos mayoritarios y la patronal más representativa de este país. Reforma, por tanto, que es fruto del acuerdo entre las partes legitimadas para hacerlo, pues ambas representan mayoritariamente a quienes directamente les va a afectar, que son a trabajadores y trabajadoras, y a empresarios.

Por ello no acabamos de entender desde los sindicatos como la convalidación de esta reforma laboral no ha contado con mayor apoyo parlamentario. Debe de ser, por los llamados cálculos electorales, o por puro tacticismo político, parece que todo vale para desgastar al gobierno, sin tener nunca en cuenta los intereses generales de la ciudadanía en general y en este caso de los trabajadores/as en particular, ya que la no aprobación de esta reforma les habría significado no mejorar sustancialmente sus condiciones laborales, tan mermadas por la reforma del 2012 del Partido Popular.

Uno de los colectivos que mayor beneficio van a lograr con la nueva reforma son los trabajadores/as del mundo rural. A nadie se le escapa que dicho colectivo ha sufrido como nadie la precariedad, la inestabilidad, los bajos salarios, etc. Sirva como claro ejemplo de esto que a fecha de hoy, los trabajadores/as eventuales del campo no tienen todavía reconocido el derecho a percibir el subsidio por desempleo, ni el habitual, ni el de mayores de 52 años.

La reforma laboral aprobada el 3 de febrero abre la puerta de la esperanza a millares de trabajadores/as del campo, a los temporeros/as, siempre a merced del empresario, pues va a dotar de la suficiente legislación para dignificar sus condiciones de trabajo. Por fin se reconoce por ley que el contrato que mas se adecua a las peculiaridades laborales en el sector agrario es el de fijo discontinuo. Un trabajador del campo no puede ser eternamente un trabajador temporal, algo que defendía airadamente la portavoz de Vox en el congreso, sin tener ni idea de lo que hablaba. Aunque es muy cierto que la mayor parte del trabajo que se oferta en el campo es de temporada, para la realización de trabajos de cultivo o recolección etc., no es menos cierto que dichas temporadas son estacionales, cíclicas e intermitentes, ciertas o inciertas en el tiempo pero repetitivas año tras año.

Por ello atendiendo a la naturaleza estacional de este trabajo, los contratos en su gran mayoría deben ser suscritos bajo la modalidad de fijo discontinuo. Con ello los trabajadores/as ganan derechos, los hasta ahora eventuales que se reconvertirán en fijos discontinuos, gozarán de mayor estabilidad laboral, mayores salarios y mejor protección social. Véase a modo de ejemplo lo dicho sobre el subsidio, ya que el fijo discontinuo sí tiene derecho a percibirlo.

Esta reforma laboral, aprobada no sin su correspondiente suspense de última hora, será una herramienta esencial para la mejora de los derechos de los trabajadores/as, sin duda alguna. No dejemos que el ruido, la hipocresía y la maldad de algunos, nos despiste de lo importante, que no es otra cosa que el hacer efectiva esta reforma en los tajos de trabajo de millares de hombres y mujeres del mundo rural que día tras día, de sol a sol, dan todo de sí en su trabajo, aportando a la sociedad su esfuerzo y sacrificio, tan poco reconocido hasta ahora.

*Secretario Sector Agroalimentario UGT-FICA

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