Opinión | FIRMA INVITADA

Desagradable y triste

Querid@ lector/@, esta semana y en uno de esos bares a los que acudimos a almorzar, he podido ver y escuchar, desde la lejanía, a un altisonante de Vox o cosa parecida. Y que quede claro que no quiero ofender, solo describo la realidad. Lo de «altisonante» porque hablando con una voz alta que era un altavoz, permitía seguir su mitin desde la otra parte del local. Lo de «Vox o cosa parecida» porque sin tener constancia de que era de Vox, conocía sus postulados y los defendía con la seguridad y con el engreimiento de quien se siente imprescindible padre de la patria.

La verdad es que, para la gente de mi mesa, aquel fue un acto desagradable y triste. Posiblemente, porque no es prudente ni correcto ir a un local público (donde la gente va a comer y relajarte con los amigos) y robar el cerebro y la atención de todos con tus opiniones políticas y paridas. Pero, sobre todo, porque aquello era el retroceso, la involución, un discurso del pasado que esta presente y amenaza con incidir en el futuro.

Los componentes del cóctel

Y es que, a su manera, de forma tosca pero clara, en poco tiempo presentó algunos de los componentes esenciales de ese cóctel, es decir: sustituyó los argumentos y las ideas por los insultos a la política y a Sánchez, señaló como problemas lo que cualquier demócrata consideraría avances (tener una Constitución, pertenecer a la UE, ampliar los valores y servicios del Estado de Bienestar, defender los derechos humanos...) y anunció que cuando en un futuro sus votos determinasen el gobierno del PP, nos íbamos a enterar (algo que aunque lo pudo decir como buena nueva, sonaba a amenaza). En definitiva, un discurso desagradable y triste porque ya influye, sin duda alguna, en la política del PP y lo saca de la realidad, del futuro, de los objetivos esenciales que en el marco de la profundización de la democracia necesitan nuestras tierras y gentes.

Analista político

Suscríbete para seguir leyendo

Tracking Pixel Contents