El Periódico Mediterráneo

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Vicente Farnós

PUNTO DE VISTA

Vicente Farnós

Una vida dedicada a la salud

Joaquín Farnós Gauchía, un joven castellonense recién licenciado en Medicina por la Universidad de Valencia, ligero de equipaje, como Antonio Machado, también recaló en la villa francesa de Colliure, en el Rosellón francés. Corría el año 1960, y hasta allí marchó cargado de ilusión para formarse en una disciplina hasta entonces casi inédita en aquella España en blanco y negro, la rehabilitación médica. En el Centro Heliomarino de ese encantador pueblo francés, conoció la talasoterapia, que es la utilización de los elementos del medio marino, el agua, los lodos y las algas, para fines terapéuticos. En España, aunque la balneoterapia tenía una tradición milenaria, la introdujeron los romanos, no se conocían las virtudes curativas del agua marina. Quedó sorprendido de la efectividad de los tratamientos con agua de mar que se realizaban en Colliure. Luego siguió su formación en París, donde se especializó en la rehabilitación clínica y también la ciudad británica de Leeds donde conoció de primera mano las entonces novedosas técnicas en ortopedia, ya que en su universidad está uno de los primeros institutos de investigación en esta materia.

En 1963, ya en Castellón, donde abrió clínica en la calle de Enmedio y ejerciendo como médico en el Hospital Provincial, decidió, junto a sus maestros franceses, los doctores Jordá y Villar, iniciar un proyecto que iba a revolucionar la rehabilitación médica en una España donde no existía esta especialidad. Así se puso en marcha el Centro Termalismo de Benicàssim, que se convirtió en la única clínica especializada en rehabilitación en España y que utilizaba el agua de mar, la talasoterapia, para la recuperación de centenares de pacientes procedentes todos los rincones de España. El Termalismo hizo popular el nombre de Benicàssim en España y más aún en Europa, casi otro mundo para un país como el nuestro entonces aislado de la esfera internacional. Con acuerdos con los gobiernos danés y sueco, desde finales de los años 60 hasta bien entrados los 80, fueron muchos los enfermos nórdicos que recalaron en Benicàssim para sanar sus dolencias.

Un emprendedor

Joaquín Farnós, además de médico y uno de los más destacados políticos valencianos de la Transición, fue también un emprendedor. Un empresario que lo dio todo por su tierra, Castellón, una provincia de la que siempre fue su máximo defensor desde la política. En 1970 fundó el Palasiet, un thalasso hotel de gran calidad y encanto que cuenta con una de las clínicas para el turismo de salud más modernas y mejor dotadas de Europa. Palasiet heredó las técnicas iniciadas en el Termalismo, pero se especializó en atender a muchas personas, sin dolencias graves, que gustan de mejorar su salud y ganar en calidad de vida.

Fue, en su condición de primer jefe del servicio de rehabilitación del Hospital General de Castellón, un formador de magníficos profesionales de la sanidad, tanto médicos rehabilitadores como fisioterapeutas. Mi padre falleció hace ahora un año. Él se fue junto a mi madre, Teresa de los Santos, que fue su gran apoyo en todos los proyectos que realizó en su vida. Ahora queda su legado, no solo en el complejo para el turismo de salud que sitúa a Benicàssim como uno de los lugares de referencia para esta actividad tan en boga y demandada en la actualidad, sino también como el introductor de toda un método para el tratamiento de las personas, la Filosofía Palasiet, que es la base de actuación en el centro de Benicàssim y que suma humanidad, actividad física reglada, nutrición saludable y lo que es más importante, equilibrio emocional y espíritu de superación. Este es el gran legado del doctor Farnós al que hoy rendimos homenaje en el Palasiet de Benicàssim. Como él dijo: «No es solo cambiar de vida, es alargar la vida y vivir mejor».

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