El pasado 12 de mayo se cumplió el cincuenta aniversario de la muerte de Amado Granell, el castellonense que liberó París al frente de una sección de La Nueve, unidad integrada en la División Lecler de la Francia Libre. El compañero Vicente Talón fue el primero en escribir sobre la gesta de Granell en las páginas del periódico Pueblo el 1 de septiembre de 1970, dos años antes de que dejara la vida en accidente de tráfico ocurrido en Sueca, donde precisamente está enterrado. Me contó Talón, veterano maestro de periodistas, que el trágico día del fallecimiento de Granell había quedado con él en una cafetería de Valencia. Después de haber sobrevivido a tres guerras, siempre en primera línea, ironías del destino, murió al perder el control del coche.
La epopeya bélica es la parte más conocida de Amado Granell: «No lucho por una bandera, sino por la libertad», le dijo a De Gaulle cuando este le impuso la Legión de Honor. Empero, en su apasionante vida es de destacar el papel de intermediario entre Don Juan de Borbón y los socialistas en el exilio, Largo y Prieto. El 31 de enero de 1946, Granell, acompañado por Hipólito Finat, marqués de Carvajal, a la sazón funcionario de la embajada española en París, mantuvo en Lausana la primera entrevista con el pretendiente a la Corona. El 4 de marzo del mismo año, el héroe burrianense viajó a Portugal con su amigo Finat, iniciando conversaciones con el entorno del Conde de Barcelona, en el anhelo mutuo de llegar a un acuerdo que obligara a los Aliados al derrocamiento de Franco.
La esperanza quedó truncada de forma definitiva en el pacto del Azor, en agosto de 1948: el hoy rey emérito fue enviado a estudiar a Madrid. En 1952 Granell regresó a España bajo la protección monárquica.
*Periodista y escritor
