Opinión | LA CLAVE POLÍTICA
Astérix en Benicàssim
Me van a permitir que tome prestados a los inmortales personajes creados por los franceses Uderzo y Goscinni para ilustrar el título de este artículo. Un ejemplo de resiliencia, tesón y defensa de un territorio --pociones mágicas aparte-- , como pocas veces hemos conocido en Occidente. Quizás la Ucrania de Zelenski sea lo más parecido en estos tiempos convulsos. Y es que a menudo la realidad supera la ficción y por eso nos vienen al pelo las enseñanzas de este cómic universal.
En Ciudadanos en Benicàssim tenemos claro que somos la aldea gala rodeada por las tropas del ejército romano. Es más, nos gusta serlo. Ser incómodos a Césares que se creen en posesión de la única verdad y, si les contradices y no acatas sus órdenes, te mandan al ejército a la puerta de tu casa. A eso de las nueve de la noche, para ser más exactos. Como decía, aceptamos de buen grado nuestra condición de ser pocos, aunque otros nos quieran «cautivos y desarmados» cual ejército rojo. Los votantes de Ciudadanos se merecen un respeto al programa que votaron y a los proyectos que nos comprometimos a impulsar si lo hacían. También el resto de partidos de la oposición. Lo mismo que los del PP, ni más ni menos. Es muy sencillo de entender. Se llama democracia.
Nos dio por vencidos
Como a los irreductibles galos, el César todopoderoso nos dio por vencidos tras las elecciones madrileñas y poco menos que nos invitó a rendirnos y desaparecer. Ya no nos necesitaban, ya se habían olvidado de quién les convirtió en emperadores con sus tres votos. Su pecado fue olvidar nuestra lealtad durante varios años y, al denunciar públicamente su traición, lanzaron a todos sus soldados contra nosotros. De nada les ha servido, porque nuestra pócima secreta es que estamos del lado correcto de la historia. Pueden amenazar, mentir, decir que comemos niños crudos y maltratamos a nuestros mayores... pero seguirá siendo mentira. Sabían con 24 horas de antelación de nuestra abstención y aún así llevaron la modificación de crédito al pleno. ¿Saben por qué? Porque les habíamos aprobado todas las anteriores. A lo mejor, ése fue nuestro error.
Hay políticos que han hecho de culpar a los demás su único legado político: al alcalde anterior, a la oposición, a su socio de gobierno... a todos menos a ellos mismos. Siempre buscando culpables, en vez de soluciones.
«O César, o nada» que dirían las tropas romanas al cruzar el Rubicón. Tengo un amigo que me dice que no hay nada que moleste más a un mal amo que cuando se les rebela el esclavo. No lo soportan. ¿Hasta dónde vamos a llegar? Y ese es el problema, que nosotros no somos esclavos de nadie. No somos Las Galias, ni tampoco el salón de plenos es el concilio de Abraracúrcix donde se debaten las decisiones de la aldea, pero si tenemos que resistir, lo haremos con la verdad. Se lo debemos a Astérix, Obélix y todos aquellos que luchan por lo que creen. Continuará...
Portavoz de Ciudadanos en la Diputación de Castellón y teniente alcaldesa de Benicàssim
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