El Periódico Mediterráneo

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Antonio Gascó

COSAS MÍAS

Antonio Gascó

Labradores y artesanos

A pesar del incremento de los algarrobos, la huerta sigue siendo en la época de los Austrias la tierra más valiosa de Castelló, de hecho, su tasación era, por lo general, el doble de la atribuida al secano. En la huerta se contabilizaban cultivos de trigo, cebada, caña de azúcar, habas, guisantes, garbanzos, guijas, morerales, lino y otros productos, singularmente el arroz en el área de Fadrell y en el Quadro, pese a las advertencias de botánicos, como Cavanilles, en contra de su siembra.

El número de bodegas se redujo por mor de la disminución de la superficie de las viñas, del mismo modo que se descendió mucho el número de colmenas, a causa de la sustitución de la miel por el azúcar durante el siglo XVI, lo que acabó con una gloriosa tradición medieval.

La ciudad contaba con 16 molinos en 1608 y 25 en 1702; con 10 hornos y 9 talleres (principalmente adoberías y fábricas de ladrillos); con 17 tiendas, más 16 comercios que se ejercían (al parecer) en casas particulares, teniendo en cuenta que muchos operarios, o mercaderes, completaban su trabajo con la agricultura, durante gran parte del año. Los artesanos parecen ser, en su mayoría, más pobres (como si dedicarse a ese menester fuera señal de falta de bienes). Se trata de una clase sin capital, orientada esencialmente hacia la fabricación de vestidos, zapatos, casas y muebles. Una excepción a destacar, es el gran aumento del número de sogueros, entre 1601 y 1702, lo que origina una industria de exportación. Al hablar de esta forma comercial, cabrá referir que, de hecho, los mercaderes de más nivel eran, a su vez, los labradores más ricos, que tenían arrendadas sus posesiones convirtiéndose en rentistas. Pero eso da para otro artículo.

Cronista oficial de Castelló

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