El reciente debate del estado de la nación ha vuelto a evidenciar lo que ya sabíamos: que hay un presidente al frente de un gobierno progresista que gobierna pensando en los que peor lo están pasando y haciendo leyes que amplían derechos, y una oposición sin otro objetivo que llegar a la Moncloa a cualquier precio. Pedro Sánchez lo verbalizó de manera muy clara: en los momentos actuales en que el mundo sufre las consecuencias de la guerra de Putin sin habernos recuperado siquiera de los efectos de una pandemia, lo que hace falta son medidas aplicadas con rigor y no recetas de medio pelo. El rigor que te ofrece un médico, como el presidente del Gobierno con la batería de medidas sociales que anunció, frente a las recetas del curandero Núñez Feijóo, de cuerpo presente en el hemiciclo.
Seguramente ustedes ya habrán escuchado las medidas, pero es necesario volverlas a enumerar, aunque sea de manera breve, porque en España es inusual oír anuncios como este en momentos tan difíciles. Basta recordar lo que hizo el PP de Rajoy en la anterior crisis económica, cuando los que menos tenían pagaron la mayor factura social con paro y pobreza. Ahora no.
«Este Gobierno no va a permitir que el sufrimiento de muchos sea el beneficio de unos pocos», proclamó Sánchez, al tiempo que anunciaba un impuesto extraordinario sobre los beneficios a las compañías eléctricas, gasistas y petroleras que permitiría ingresar a las arcas públicas unos 2.000 millones de euros al año. El impuesto gravará los beneficios obtenidos en 2022 y 2023, que alcanza niveles récord a causa del aumento del precio de la energía.
El presidente anunció una tasa a las entidades bancarias que se están beneficiando ya con la subida de los tipos de interés que encarecerá las hipotecas de millones de españoles. Se calcula que se recaudarán 1.500 millones cada año. Con esta medida y la anterior, el Estado dispondrá de 7.000 adicionales para emplearlos en políticas sociales. Como la rebaja al 100% entre el 1 de septiembre y el 31 de diciembre en los bonos mensuales de tren de Renfe de Cercanías, Rodalies y media distancia que son titularidad del Estado. El presidente pidió al resto de administraciones un esfuerzo similar para ampliar los descuentos en los transportes públicos. Hace unas semanas ya se había anunciado una rebaja del 50%, que ahora se ha doblado. Sánchez también anunció una ayuda de 100 euros al mes para todos los estudiantes mayores de 16 años que ya reciben beca de 300 euros.
Son casi un millón de alumnos y alumnas cuyas familias tienen dificultades. «Nadie tiene que dejar sus estudios por problemas económicos en nuestro país», dijo el presidente. Esa es la diferencia entre el PSOE y el PP, añado yo, porque la Comunidad de Madrid de Isabel Díaz Ayuso beca a estudiantes de familias que ganan más de 100.000 euros.
Recetas del curandero
El discurso de Sánchez dejó atónita a la oposición. Tanto que solo les faltó balbucear. De un partido que aspira a gobernar sería lógico esperar propuestas concretas. Pero Cuca Gamarra se limitó a repetir las recetas del curandero que se resumen en bajar impuestos. Y por supuesto, ETA, mucha ETA. Les da igual que la banda terrorista afortunadamente no asesine desde hace más de diez años, les da igual que las víctimas fuesen de todos los partidos. Les da igual que fuese un Gobierno socialista, con un ministro como Rubalcaba, el presidente Rodríguez Zapatero y el lendakari Patxi López, los que acabaron definitivamente con los terroristas. ETA ya no existe.
Frente a la falta de medidas, la utilización del sufrimiento de todos que supuso el terrorismo para beneficios partidistas. Esa es la estrategia del PP, esas son las recetas de Feijóo que quiere gobernar. Se le va a hacer muy, muy larga la espera. Y el Gobierno, a seguir gobernando, pensando en los que más lo necesitan, clases medias y trabajadoras, en una economía productiva y creación de empleo.
Diputada por Castellón. Portavoz GPS. Secretaria contra la Violencia de Género PSPV-PSOE
