Querid@ lector/a, Macarena Olona, aspirante de Vox a la presidencia de la Junta de Andalucía en las últimas elecciones autonómicas, ha dejado la política activa por razones médicas ajenas a su voluntad. Es decir, casi con los mismos argumentos que utilizó Adriana Lastra para anunciar que dejaba la vicesecretaría general del PSOE, y asegurar así una maternidad sin riesgos. La diferencia, que existe, es que mientras que Adriana Lastra ahora le transmite a Macarena Olona su sincera comprensión y respaldo, esta última, la de Vox, utilizó la circunstancia de Adriana Lastra no para defender el derecho inalienable de una mujer a una maternidad sin riesgo y conciliable con el trabajo, sino para criticar al gobierno, a Sánchez y al PSOE y acusarlos de que se aprovecharon del embarazo de Adriana Lastra para quitársela de encima.
Aún perduran diferencias
Razones que traigo aquí para señalar que, aunque parece que todos somos iguales en lo que afecta a la condición humana, a la carga de virtudes y defectos propios de este mundo y de su cultura dominante, es evidente que aún perduran diferencias que hacen que no seamos tan parejos. Y la prueba es clara: en vez de desearle mejora en la salud y punto, como ha hecho Adriana Lastra, podríamos hacer algo sin piedad y, en todo caso, parecido a lo que hizo Macarena Olona: explicar lo que dicen los suyos, eso de que los de Madrid se la quitaron de encima por exceso de protagonismo y, ahora, en Andalucía, además de estar sola, sin conocer a nadie y sin pintar un cabillo, no le han aceptado al candidato que proponía para ser senador autonómico.
En conclusión, no sé exactamente por qué se va, en todo caso, si es por enfermedad que se mejore y suerte. Lo que sé, es que si fuera al revés y la dimisión la presentara otra diputada sociata, esta señora volvería a marcar la diferencia, a decir en voz alta que se va porque la ignoran o la echan.
Analista político
