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Paco Mariscal

AL CONTRATAQUE

Paco Mariscal

210 minutos de sopor

No descubrimos Les Illes Columbretes; ni combatimos junto a Cagueme y Tragapinyols a los filisteos que habitaban los islotes volcánicos. Esa era tarea legendaria de los personajes literarios de Josep Pasqual Tirado; unos personajes divertidos y grotescos a un tiempo. No, vecinos y allegados del Riu Sec. No descubrimos nada en absoluto si afirmamos que la humedad, las altas temperaturas y los plenos municipales en el Ayuntamiento de Castelló, junto al Fadrí, originan una sensación de cansancio, nebulosa mental, torpeza de movimientos y pesadez como el sopor, que atenaza estos días estivales a quienes peinan canas o calvas. También es tedio durante tres horas y media, como el jueves pasado, sin distracción alguna, sin interés por la palabrería hueca y fastidiosa, desinformativa y que no conduce a parte alguna. Y no es lo anterior una afirmación gratuita, malévola o malintencionada para desacreditar a unos políticos locales o localistas cortos de mira. No, en modo alguno, vecinos: se trata, si su horario laboral se lo permite, de que ustedes sigan en directo o en diferido en las redes sociales los plenos del Ajuntament de Castelló; unos plenos que transmite con acierto Medi TV, en los cuales constatarán ustedes cuanto uno acaba de formular. Uno, vecinos, sigue esos plenos mediante una dosis no escasa de paciencia y unas gotas de masoquismo autoflagelante.

Porque los plenos carecen del carácter lúdico de los destartalados personajes que embarcaron en la Sèquia de l’Obra, junto al Molí La Font de nuestro Coto Arrocero y surcaron el mar hasta llegar a Les Columbretes. Los plenos no son leyenda sino deformación esperpéntica de la realidad municipal: el espejo cóncavo que nos devuelve nuestra imagen deformada y ridícula. Y tanto en el gobierno de coalición, apodado de Fadrell, como en la oposición una y trina de derechas, hay que hacer salvedades y excepciones. Nuestros labradores, cuando no generalizan, afirman aquello de no tot son figues del mateix paner, y ustedes constatarán las salvedades a la diestra y a la siniestra de nuestro espectro político municipal, en cuanto participen como espectadores de los plenos.

Cruzar la frontera del decoro y la verdad

El último, el del pasado 28 de julio, fue más largo que un día sin pan y más amargo que el culo de un pepino. Lo habitual: se cruzó la frontera del decoro y la verdad. Los unos la atravesaron con grandes palabras que resultan vacías: sostenibilidad, Castelló de Futur, fondos europeos, ciudad de referencia en el mundo mundial y autocomplacencia sin sentido en un equipo de gobierno que debería estar más preocupado por la gestión diaria que por el publicitario afán por salir en la foto. Todavía estamos faltos de información sobre el porqué es prioritaria la remodelación de la Plaça La Pau, y no la adecuación de los accesos viarios por la zona norte, por ejemplo; o por qué no vuelve de alguna forma La Pérgola a nuestro parque Ribalta y se recupera un patrimonio que la desidia tardofranquista dañó con el adefesio que llaman ahora Pérgola, y la lista no acaba.

La lista de los otros, los de la oposición tricéfala y viperina, es interminable en las anotaciones del cuaderno de notas: insinúan medias verdades, tienen la acritud como norma y la media verdad como consigna. «Memoria histérica y selectiva» llaman devolverle al Parque Ribalta el espacio que ocupa un monumento, no la cruz del Redentor sino la de los vencedores en contienda fratricida. Y se olvidan del sectarismo que supone el tratamiento que hacen de la memoria del muchacho de Ermua. Oposición crispada, siempre con la misma letanía demagógica y electoralista, que repiten de forma estomagante y aburrida.

Y mientras tanto, falta absoluta de debate e información sobre la gestión concreta y municipal junto al Riu Sec. Seguiremos.

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