El Periódico Mediterráneo

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Basilio Trilles

BABOR Y ESTRIBOR

Basilio Trilles

La cruz

Si toda España tiene su cruz en la desbocada inflación, las dramáticas cifras del paro y el sandios político que alumbra al Gobierno de resistencia, atrincherado en la Moncloa, merced la connivencia interesada de independentistas golpistas y herederos de ETA, en Castellón tenemos la nuestra propia, que todavía permanece erguida en el paseo Ribalta, aunque por poco tiempo. En la cruz castellonense viene a resumirse el despropósito de la Ley de Memoria Histórica, el texto inspirado por el buenismo incompetente y sectario de Rodríguez Zapatero, el presidente que además de abrir el melón de la división entre españoles, económicamente nos dejó en pelota picada. Nada que no pueda superar su alumno aventajado, el doctor Sánchez.

El clima de la posguerra

Mientras la nación va camino de retomar el clima de la posguerra, con ciudades oscuras y tristes, y lo que nos puedan anunciar cuando el jefe del Ejecutivo regrese del veraneo en La Mareta (Lanzarote), regalo del Rey Huséin de Jordania a Juan Carlos I y que cedió a Patrimonio Nacional, aquí reverdecen las dos Españas con la cruz que el alcalde socialista Antonio Tirado, en 1979, convirtió en homenaje a todas las víctimas suprimiendo los vestigios franquistas. Desde hace 43 años la famosa cruz nada tiene que ver con la dictadura, resultó un desatino su inclusión en el catálogo de la ley de depuración acuñada por Zapatero. En sí, la cruz quiere significar libertad y pluralidad. En una cruz fue asesinado Jesucristo, adelantado de muchas de las tesis de Marx y Engels. Con una cruz en la mano murió fusilado el general republicano Antonio Escobar. La Cruz de Lorena era símbolo de De Gaulle y los resistentes franceses contra el nazismo. Kafkiana cruzada anti cruz.

Periodista y escritor

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