Desde hace décadas la inversión privada ha creado riqueza y prosperidad en nuestras playas. El turismo supone 300.000 puestos de trabajo y el 15% del PIB valenciano. Mientras se creaba riqueza y prosperidad en las playas, no se protegía su ecosistema.
Los temporales marítimos dejan nuestras playas desnudas, sin arena, mientras que los embalses y puertos lastran la reposición de sedimentos, son frágiles y en regresión.
Al amparo de la Ley 22/1988 de Costas se pretende derribar Torre la Sal y Les Casetes de Nules por estar en terrenos de dominio público marítimo terrestre. Así es en algunos casos desde hace 34 años, pero no cuando se construyeron hace 100 años.
Si los vecinos de Torre la Sal y Nules no se hubieran manifestado en la calle, nuestras propuestas en Les Corts Valencianes para su protección no hubieran sido aprobadas por unanimidad. El asociacionismo es el motor que reactiva la conciencia colectiva, y el impulso necesario para la solución de nuestro litoral.
El problema es acuciante, el mar llega a las casas, y las playas, algunas, no tienen arena ni forma de reponerla. Las asociaciones vecinales ya han dejado de quejarse en sus reuniones, ahora, se manifiestan en la calle, pidiendo una solución de conjunto. Por eso nace el Movimiento Mediterránea, que engloba a más de 30 asociaciones de Castellón, Valencia, Alicante, Murcia y Almería.
Nuestras playas hay que protegerlas y regenerarlas a su estado original. Nuestros poblados marítimos necesitan protección. Lograrlo será el éxito de todos. Porque no olvidemos que, con independencia del lugar de naturaleza o residencia de cada cual, nuestro litoral, nuestras playas, son de todos los españoles. Nuestra obligación y derecho es proteger nuestra costa y regenerar nuestras playas.
*Diputado de Ciudadanos por Castellón en Les Corts Valencianes
