Opinión | TRIBUNA
Con los deberes hechos
El 7 de septiembre de 2020 abrió sus puertas el Regina Violant en forma de colegio de verdad. El Partido Popular lo creó en barracones y la comunidad educativa sufrió 14 años de aulas provisionales. Así las llamaban mientras no había previsión de una construcción verdadera. Éramos el pueblo con más prefabricadas y en este momento somos el que concentra más inversión en infraestructuras educativas.
El 19 de enero de 2021, el edificio 167 del Grupo B quedó reducido a escombros. Tardamos 22 años en ver entrar las máquinas a este bloque de viviendas abandonadas, último reducto de la delincuencia que parecía que siempre estaba a punto de demolerse, pero nunca lo demolió nadie hasta que llegó el actual gobierno de Almassora.
El 14 de septiembre de 2022 abrió sus puertas el nuevo colegio Embajador Beltrán --actualmente denominado Riu Millars--, 60 años después de su inauguración. El Partido Popular no votó a favor de la delegación de competencias para ejecutar esas obras. Hoy, 4,9 millones de euros después, son una realidad de la que disfrutan 400 estudiantes.
Pantalla acústica
Y dos semanas después, ayer, firmé la compra del suelo que permitirá alzar la pantalla acústica entre las empresas del polígono del Serrallo y la zona norte de la playa de Almassora. Los primeros metros, 58.000 en concreto, pasan a ser de titularidad pública. Una inversión de 1,4 millones de euros y el trabajo ingente de los servicios técnicos municipales ha permitido llevar a cabo la operación que anunció el Partido Popular en 2006 y para la que nunca gastó un euro.
¿Cómo iban a ejecutar esa inversión? ¿Con qué fondos? Si en 2013 reservaron 90.000 euros a inversiones y hoy, sin subir impuestos, tenemos 17,7 millones para ello es evidente que no había ni para empezar proyectos tan cuantiosos. Ni casi ningún otro. Por ello tampoco hubo ni medio metro de peatonalización en la Vila de Almassora, ni carril bici, ni alumbrado led, ni reforma integral de Corell o Pío XII, ni trinquet.
Almassora en nada se parece a aquella ciudad que se quedaba a la cola de las inversiones y hoy vive una transformación integral. Y, pese a ese paso hacia la modernidad, esa Almassora no olvida sus raíces y hoy da la bienvenida a sus fiestas del Roser. Que sean muy felices, sobre todo, para la reina María Gonell Esteve y sus damas, Nerea Montanos Sabiote y Alba Pesudo Luis.
Alcaldesa de Almassora
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