El Periódico Mediterráneo

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Vicent García Nebot

PUNTO DE VISTA

Vicent García Nebot

Hombre rico, hombre pobre

La mayoría de vosotros es posible que no entendáis este título. Era el de una serie americana de los ochenta que contaba las venturas y desventuras de dos hermanos con suerte desigual en la vida. Uno se había quedado en la pobreza y el otro hacía eso que se llama «nadar en la abundancia».

El primero, el pobre, podría ser lo que por aquí se llama clase media y trabajadora. Es decir, aquellos que a final de mes les cuesta ahorrar un euro. El otro, el rico, es de la clase acomodada. Los que, además de ahorrar, pueden invertir su excedente económico para seguir ganando más dinero.

Los dos son respetables. Los dos tienen derecho a vivir cómo su economía les permita. Pero los dos tienen derecho a unos servicios públicos de calidad. Una educación justa que les permita, si tienes capacidad, a subirte en el ascensor social. A ser juez o fiscal, por ejemplo, aunque la economía de tus padres no se permita que puedas pasarte unos cuantos años preparando oposiciones. Es decir, que no todos los jueces salgan del escalafón social que corresponde al hombre rico. Ese día, en el que la carrera judicial esté compuesta por jueces y juezas originarios de todos los estratos sociales, igual a lo mejor podríamos valorar la posibilidad de que eligieran sus órganos de gobierno entre ellos. Mientras tanto que los elijan nuestros representantes políticos de acuerdo con su representación. Y, en cuanto a lo de pagar impuestos, progresividad. Es decir, quien más tiene hace un mayor esfuerzo solidario con el que menos tiene. Es la única manera por la que no habrá solo ricos y pobres. Y tendremos una clase media que es la que da estabilidad a todas las democracias del mundo.

Urbanista

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