Oído en RTVE. «Putas, salid de vuestras madrigueras como conejas, sois unas putas ninfómanas, os prometo que vais a follar todas en la capea, ¡vamos Ahuja!», tras lo que se levantaron al unísono las persianas de todas las habitaciones de la siete plantas de una las fachadas del colegio y los estudiantes asomados comenzaron a proferir cánticos machistas.
Lo ocurrido hace unos días en el colegio mayor masculino de Madrid Elías Ahuja es repugnante y vejatorio. Eso es violencia pura y dura contra las mujeres. Esos insultos machistas son violencia de género. Son comportamientos intolerables que ni se pueden justificar ni mucho menos relativizar. De ninguna manera me vale que se diga que es una costumbre y que se den explicaciones desde la dirección de ese colegio elitista.
Eso no se puede tolerar de ninguna manera, porque somos mujeres: ni putas ni conejas. Y como mujeres merecemos el mismo respeto que seguramente pedirían esos agresores para sus madres y hermanas. ¿O vamos a normalizar estas conductas como decía Miguel Lorente en su libro Mi marido me pega lo normal? Estas conductas deben segarse de raíz, porque son el huevo de la serpiente que después derivan en agresiones físicas y asesinatos de mujeres por el mero hecho de ser mujeres.
Nunca imaginé que esto pudiera ocurrir en el año 2022 en un colegio en el que se supone que los alumnos llegan educados y domesticados de su casa. Pero tampoco imaginé que algunas mujeres del colegio situado enfrente pudieran argumentar que no se sienten aludidas ni agredidas. Me pregunto qué más les han de decir para que al menos se inquieten lo más mínimo. Tenemos un gravísimo problema como sociedad y hay que afrontarlo con valentía, sin tapujos ni tabúes.
Más que nunca hace falta mucha educación afectivo sexual para nuestros niños, niñas y jóvenes desde edades bien tempranas. En escuelas que no segreguen por sexos, plurales y diversas. Educar desde el respeto, la tolerancia, la diversidad y el consentimiento. Aprender a amar sabiendo que el consentimiento es la base de unas relaciones sexuales sanas, felices e igualitarias. Educar con profesionalidad y rigor y no desde los cánones y creencias religiosas. Pero hay que hacerlo ya.
Parece que cuando se trata de mujeres que son víctimas de agresión, todo tiene una justificación. Algunos incluso niegan este fenómeno, como niegan el cambio climático y siembran así la semilla del odio y el totalitarismo. Siempre tendrán al movimiento feminista para combatirlos, que les quede bien claro, porque estamos hablando de las generaciones futuras que tomarán el relevo para seguir transformando la sociedad en valores democráticos.
Ha hecho bien la fiscalía en tomar cartas en el asunto, porque lo ocurrido me parece un delito de odio y violencia extrema.
Las mujeres somos más de 50% de la población, no somos un colectivo más. Los mejores expedientes universitarios son nuestros. ¿Qué nos pasa compañeras? ¿Nos empoderamos de verdad y paramos todo esto de una vez por todas? Alguien me recuerda de vez en cuando que, si estuviéramos unidas, seríamos imbatibles y dirigiríamos el mundo. A diferencia de ellos, la mayoría de nosotras somos modestas, a veces demasiado, y siempre el sentido de compartir nos lleva a decir que juntas y juntos es mejor. Estoy convencida
Desde que hay democracia hemos avanzado mucho en nuevos derechos: ley de igualdad efectiva entre mujeres y hombres, la ley contra la violencia de género, ley del solo sí es sí, ley de salud sexual y reproductiva e interrupción voluntaria del embarazo… Pero no somos capaces de entre todas y todos de convertir estos derechos en comportamientos cotidianos.
El 7 de octubre entró en vigor la ley del solo sí es sí. Otro avance más para acabar con la España machista que denigra a las mujeres. Desde el PSOE lo tenemos muy claro: ni un paso atrás. Frente a estos comportamientos y actitudes machistas, más igualdad. Para el PSOE los derechos y libertades de las mujeres son prioritarios.
*Diputada PSOE por Castellón. Portavoz GPS. Secretaria contra la Violencia de Género PSPV-PSOE
