Mientras la humanidad vive con el corazón encogido por voluntad del sátrapa Putin, moderno heredero de la criminal ideología stalinista, la mañana otoñal del 9 d’Octubre transcurrió en el Palau de la Generalitat con el acto central de las conmemoraciones del Día de la Comunidad Valenciana. El president Puig acababa de desayunarse con la encuesta realizada por Prensa Ibérica y publicada en este rotativo. Unos datos demoscópicos que dan una de cal y otra de arena al PSPV-PSOE abanderado por Ximo Puig.
El muestreo confirma lo que vienen a decir todos los análisis, a excepción del CIS. El imparable ascenso del Partido Popular, impelido por el efecto Feijóo. Sin embargo, según lo publicado, la superior tendencia de voto de las huestes que aquí capitanea Carlos Mazón, no llegaría a la mayoría necesaria para poder gobernar aunque pactara con Vox. Las estimaciones son muy ajustadas, quedan meses decisivos y son muchas las variables que pueden darse hasta al 28 de mayo. Empero, el dato más relevante es la ascensión del PP que, según el citado sondeo, se sitúa como primera fuerza política en el territorio valenciano. Realidad que viene a señalar diferentes condicionantes: la rápida travesía del desierto de un PP exhausto por los casos de corrupción que afectaron seriamente a la credibilidad de la marca; la providencial llegada para los populares de Alberto Núñez Feijóo y el papel transformador de Mazón en el acervo conservador valenciano; el rechazo de votantes progresistas a las políticas de Pedro Sánchez y el lastre que para Puig supone gobernar bajo la fórmula del tripartito. Puig es un político de sólida experiencia que viene del municipalismo, habiendo forjado su aprendizaje desde 1983 en la Generalitat de Joan Lerma, el Ayuntamiento de Morella, la Diputación de Castellón y el Congreso de los Diputados. Ahora sufre las ataduras de los socios del Consell y el desprecio presupuestario de Sánchez, que sigue marginando a las comarcas valencianas en la financiación autonómica.
Chuzos de punta
Y, claro, con los chuzos de punta que le han caído al PPCV desde el caso Gürtel y otros, ningún experto reconocido preveía un resurgir tan temprano de los populares. Todo indica que hay partido para el cambio de ciclo en las instituciones valencianas, así lo afirman los ciudadanos cuando se les pregunta. Atentos a la figura emergente de Mazón, concejal y presidente de la Diputación de Alicante.
El 9 d’Octubre la Generalitat otorgó distinciones y premios a personas significadas de la sociedad valenciana. El amigo y colega José María Arquimbau fue reconocido como uno de los periodistas comprometidos en la consolidación de las libertades durante la etapa de la Transición y periodo preautonómico, en su responsabilidad de director de Radio Cadena Española y después Radio Nacional de España en Castellón. Merecido galardón a un profesional que ha dedicado la mayor parte de su vida al servicio de los castellonenses, desde las ondas de la radio y las páginas de Mediterráneo. Manuel Vicent, periodista y escritor de la Vilavella, afincado en Madrid, recibió la Alta Distinción de la Generalitat con medalla incluida. El compañero Vicent declaró en estas mismas páginas: «Lo más importante para mí es que este es un premio que te conceden los tuyos, en tu tierra», argumento que repite, como sintiéndose sorprendido de ser profeta en su tierra. Habría estado bien, por su parte, recordar que en 2014, el president Alberto Fabra le entregó el Premio de las Letras Valencianas. Francisco Umbral dijo del plumilla: «Es preciosista y crudo estilista de las quijadas de burro». Enhorabuena, Manolo.
Periodista y escritor
