Cuando se preparó el programa de actos con el que se iba a celebrar el centenario del nacimiento del Club Deportivo Castellón, no podíamos imaginar las importantes distinciones que el Club iba a recibir junto al cariño de tantos miles de castellonenses para quienes el club albinegro forma parte de su misma historia y de su vida, como se ha ido demostrando este tiempo.

        Poco después de que el Tombatosals luciera la bufanda albinegra, la Diputación Provincial que este mismo año celebraba el segundo centenario de su creación, otorgaba su alta distinción al Club en un brillante acto que se celebró en el Teatro Principal, muy bien organizado por cierto, y en el que se pudo escuchar un brillante discurso de su presidente José Martí, al que correspondió el entonces presidente del Castellón, Vicente Montesinos, con otro emocionado parlamento.

        Un tiempo más tarde fue el Ayuntamiento, en un acuerdo plenario, el que concedió a la entidad albinegra la medalla de oro de la ciudad. El club y la Fundación entendieron que podia ser yo quien recibiera tan alta distinción, para lo que me preparé unas palabras de agradecimiento en las que resaltaba el apoyo de todos los grupos políticos a dicha concesión que significaba un día histórico para el Club .

        Ponía de relieve el merecido nombramiento, en el mismo acto, como hijo predilecto de Francesc Michavila, primer rector de la UJI, y que se concediera también la medalla de la ciudad a la Societat Castellonenca de Cultura, aunque paradójicamente el mismo día se anunciaba que se retiraban los nombres de dos de sus fundadores del callejero de la ciudad, y también a la sociedad castellonense por cómo ha afrontado la pandemia.

        Seguía diciendo que el cronista oficial de la ciudad, Antonio Gascó, en el prólogo del libro del centenario que está a punto de ver la luz, señala que  “el Club Deportivo Castellón es historia, felizmente viva y palpitante de nuestro pueblo. No se puede hacer el relato del pasado y el presente de la ciudad sin hacer referencia al equipo del Sequiol y Castalia”.

        Con motivo del centenario se han celebrado tres exposiciones donde se han mostrado fotografias, publicaciones, camisetas y diversos objeto sobre la historia del Club; todo ello que puede ser recogido en un futuro museo donde las distinciones que se iban recogiendo ocuparían un lugar de honor.

        A lo largo de estos cien años de vida del Club, miles de niños han jugado en solares y en campos diversos soñando con vestir en algún momento la camiseta albinegra. A lo largo de la historia no han dejado de escucharse esos himnos que dicen: “En el escudo de tu historia una victoria siempre campea, temblando al viento de la emoción y al desplegar sus banderas con sus colores bajo el sol, a la memoria llega la gloria del viejo campo del Sequiol. ¡¡Pam,pam,orellut!!”.

        También creía obligado hacer referencia a que con motivo de esta efemérides el poeta Vicent Jaume Almela y el músico Ximo Fabregat habían compuesto un himno en el que se dice: “Castelló de nit y lluna, blanc y negre els teus colors, en el camp duus la noblesa, en el cor força i valor…”

        Mis últimas palabras en aquél acto, que no pude pronunciar porque los organizadores decidieron que fueran otras personas quienes intervinieran, concluían diciendo: “Excma. sra. alcaldesa, señoras y señores concejales, tengan la seguridad de que el consejo de administración de este Club, la Fundación Albinegra y la plantilla se han propuesto devolverles lo que supone esta distinción que les llena de orgullo y de responsabilidad, en forma de esfuerzo para subir al Castellón a las mejores categorías del fútbol español Y cuando llegue ese momento pedirán, que al igual que en la camiseta de la selección nacional figura una corona por el titulo mundial conseguido, puedan llevar sobre nuestro escudo la medalla de la ciudad”.

        Y por si no fueran más que suficientes las distinciones de la Diputación y el Ayuntamiento, el pasado 9 de octubre el Club recibía otra importante distinción de la Generalitat Valenciana con motivo de este centenario, de mano de su presidente, el castellonense Ximo Puig, hecho que pude vivir de cerca porque recibí también una medalla por mi trayectoria periodística, lo que me llenó de emoción y gratitud.

        El Club albinegro y todos sus seguidores pueden mostrarse tremendamente orgullosos por estas tres distinciones en este centenario que, con modestia pero con gran ilusión, va caminando hasta su final, mientras por otra parte el equipo vuelve a esperanzar a todos con un magnífico principio de temporada que permite albergar grandes ilusiones que ojalá se cumplan al final de la misma.

        El ascenso sería la otra gran medalla para este tiempo histórico.