Por qué no hacernos las paces? Frente a las violencias que parecen aflorar por todos los lados en estos tiempos pospandemia, esta debería ser, sin duda alguna, una de nuestras máximas preocupaciones. Si miramos a nuestro alrededor, podemos observar que una gran parte de la ciudadanía muestra un cierto hastío frente a tanta brutalidad existente. Entonces, ¿por qué no reconstruir nuestras competencias pacíficas para hacernos las paces? Algunos estudios nos dirán que no lo hacemos porque parecemos estar tan educados para la violencia, que resulta complejo escapar de sus ciclos y habituarnos a relacionarnos de otras formas posibles. Otros, en cambio, harán alusión a los ritmos acelerados de los tiempos actuales y afirmarán, de este modo, que, en culturas en las que se le da tanto valor al tiempo y en las que da tanto pavor perderlo, resulta complicado dedicar espacios para aprender a hacer las cosas de otras maneras. Ciertamente, tal y como afirma el filósofo Byung-Chul Han, vivimos para la producción en unas sociedades del cansancio, en las que no podemos permitirnos el gusto de detenernos a pensar. Sociedades en las que se nos exhorta a producir, continuamente, para ser rentables económicamente hablando. Una demanda esta que, poco a poco, termina siendo, en verdad, autoexigencia, ya que, al final, acabamos siendo nosotros mismos quienes nos la autoexigimos, de modo que nos convertimos en nuestros propios esclavos, abrumados por el cansancio.
Pues, bien, en estas sociedades, ni qué decir tiene que las violencias directas, estructurales y culturales están por todos lados. Así, nos lo muestran, diariamente, los medios de comunicación, los cuales nos revelan un mundo en guerra donde los intereses individuales se imponen, con naturalidad, al bien de la humanidad. Por este motivo, no hay ninguna duda de que la paz, la construcción y el establecimiento de una cultura de la paz y la sostenibilidad, es una necesidad, al tiempo que es, también, uno de los grandes desafíos de este siglo XXI. Necesitamos reflexionar y buscar alternativas pacíficas frente a los conflictos interpersonales y armados, abogar por el cumplimiento de los derechos humanos, lograr una igualdad de género, construir un mundo sostenible, etc. Ello a través de una reconstrucción normativa de nuestras competencias para hacer las paces y con el objetivo de transformar, pacíficamente, cualquier tipo de sufrimiento humano y de la naturaleza.
Ni qué decir tiene que la educación juega un papel esencial en la construcción de la cultura de la paz y la sostenibilidad. Desde los ámbitos de la educación formal, en diálogo con los contextos de la educación no formal e informal, podemos sensibilizar en el valor de la paz, así como fomentar el cultivo de nuestras capacidades para hacer las paces. En este sentido, el hábito hacia la cooperación, los poderes integrativos, el reconocimiento, la empatía, la escucha activa y la comunicación no violenta, entre otros, puede alimentarse desde los espacios educativos, mediante pedagogías críticas, éticas y creativas que ensalcen el rol de la imaginación, a fin de escapar de los escenarios de violencia y de idear mundos en paz. Sin duda alguna, tenemos aquí nuestra mejor herramienta para hacer visible que la violencia es sólo una posibilidad, así como también lo es la paz; para poner de manifiesto que tenemos diferentes alternativas para relacionarnos y que, por lo tanto, no deja de ser nuestra responsabilidad las formas en cómo decidimos hacerlo.
Estas son algunas de las reflexiones que se abordarán en el encuentro de Cátedras Unesco por una Cultura de Paz y la Sostenibilidad que se celebra hoy y mañana en Castellón. El encuentro, auspiciado por la Cátedra Unesco de Filosofía para la Paz de la Universitat Jaume I, se propone visibilizar el trabajo que se viene realizando en torno a la transformación pacífica de los conflictos, la filosofía para la paz, la solidaridad y el diálogo intercultural, la ciudadanía democrática y la libertad cultural, los derechos humanos, las migraciones y la comunicación y los valores educativos. Su finalidad, principalmente, es la de buscar sinergias y establecer lazos entre las Cátedras participantes con el objetivo de pensar en futuros proyectos en favor de una cultura para la paz y la sostenibilidad. Además, el encuentro contará con la participación de representantes oficiales de la Unesco, con quienes se podrá dialogar sobre los retos que la Unesco tiene en estos tiempos pospandemia.
Un diálogo que, en efecto, favorecerá el trabajo de las Cátedras y permitirá abrir nuevas líneas de investigación para cada una de ellas, siempre desde una mirada plural, interdisciplinar e intercultural.
Pensar la paz. Hablar sobre la paz. Vivir en paz. Tres acciones para las que debemos poner todo nuestro empeño, esfuerzo y dedicación. El trabajo de las Cátedras Unesco, que se reúnen estos días en Castellón, va hacia esta dirección y hace evidente que la paz es posible. Que solo depende de nuestra voluntad. Que tenemos alternativas pacíficas para erigir una cultura de la paz y la sostenibilidad.
Directora de la Cátedra Unesco de Filosofía para la Paz, Universitat Jaume I (www.cufp.uji.es) y coordinadora del Máster Universitario en Estudios de Paz, Conflictos y desarrollo, Universitat Jaume I (www.epd.uji.es)