En Onda nos hemos gastado una fortuna, mitad pagada por Europa y mitad pagada por los ondenses, para construir un bulevar allí donde antes era la Avinguda País Valencià.
Nos la pagan con fondos europeos a cambio de que haya una reducción significativa en las emisiones de CO2. Pero el resultado ha sido ni un solo árbol que chupe ese CO2 y nos devuelva oxígeno puro. Una calle más de nuestro pueblo por la que siguen pasando y aparcando los mismos coches. Un tráfico de vehículos que sigue partiendo en dos nuestra ciudad y contaminándola. Unas aceras que apenas se han ampliado unos centímetros. Y un horrendo pavimento en las aceras, que se mancha continuamente y que el ayuntamiento hace esfuerzos enormes para que no se note mediante el derroche de agua y detergente a presión una y otra vez. Sin conseguirlo, he de decir, y con mayor coste energético.
Obra de arte
Al principio de la avenida, donde en un futuro habrá una rotonda que dignifique la entrada a Onda, en el Túnel del Tiempo, el ayuntamiento ha invertido otra fortuna con una verdadera obra de arte que se merece estar en un lugar donde la puedan ver todos los ciudadanos sin jugarse el tipo. Ahora solo la veremos los conductores y sin poder disfrutarla.
Y mientras tanto, las antiguas fábricas en ruina de las entradas siguen siendo la tarjeta de presentación para todos aquellos que han venido estas fiestas a vernos.
Igual cuando tengamos que justificar a Europa la reducción de emisiones para que nos paguen las ayudas, a alguien le tocará contar alguna «bola», porque si no nos tocará pagar la otra mitad de la fortuna. Total, para que todo quede peor de cómo estaba.
Urbanista
