El Periódico Mediterráneo

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Cristina Fernández

LA CLAVE POLÍTICA

Cristina Fernández

Tránsfugas de sí mismos

Uno puede traicionar a sus electores, al partido por el que se presentó a las elecciones, a los compañeros que lo incluyeron en sus listas y confiaron siempre en él, a los medios de comunicación a los que negó la verdad por mentir cuando dieron la noticia... pero nunca jamás puede traicionar al pueblo al que juró lealtad. Ser un tránsfuga de sí mismo. De Benicàssim y de todos los benicenses, quienes al igual que en la Roma clásica, no pagan a traidores.

Que sí, que todo es por el sueldo, que como dice el refrán «para algunos, entre el honor y el dinero, lo segundo es lo primero», lo sabemos, pero aún así cuesta no sentir repugnancia por una carrera y una vida tan triste como lucrativa. Son este tipo de vividores los que han logrado desprestigiar la política hasta lograr la absoluta desafección de los ciudadanos. Ese «lo único que les importa es trincar» que tanto daño ha causado a todos aquellos que se dedican a trabajar duro por mejorar la vida de sus vecinos. No es el caso y ya van tres. Parafraseando aquello del Cholo Simeone y su «partido a partido».

¿Y ahora qué? Pues a votar en cada comisión a favor de quién está detrás de toda la operación, como hemos venido denunciando. Ayer mismo el tránsfuga de sí mismo ya empezó a ejercer, votando a favor de todo aquello que presentaba el Partido Popular. No sea que luego se quede sin Vox ni voto y haya que reacomodarlo en su anterior partido. Y ya serían cuatro. Vendrán más, ahora que cuesta tanto a los comercios vender una chaqueta, algunos no pueden esperar a las rebajas para renovar el vestuario. Del azul al naranja, del naranja al verde y del verde al azul. Y es que no hay nada en política como ser daltónico, de moral para dentro. Y ni con gafas, oiga, se ve uno la miopía.

Estrabismo del alma

Por desgracia no hay doctor Menezo que cure el estrabismo del alma, ese te acompaña el resto de tu vida. Igual que todo lo que has hecho bueno o malo en el tiempo que has morado en el planeta Tierra. Vivimos tiempos convulsos, de sediciosos sin castigo y codiciosos con recompensa. Es una pena. Los que deberían dar ejemplo son ejemplo de todo lo contrario. Asumo mi parte de culpa, que es mucha. Me engañó, me mintió y no supe ver a tiempo qué era lo único que le importaba. No valgo para detector de tramposos, quizás sea porque creo demasiado en las personas.

En una cosa sí tiene razón el perpetuador de actas, no puede estar en Ciudadanos ni un segundo más. Entre nuestros errores y defectos, que son muchos, no se encuentra ni el mercadeo ni la lujuria monetaria de «el acta es mía y de nadie más». Gracias por retratarte, te unes a una selecta lista que comenzó con un tal Iscariote y que me temo seguirá por mucho tiempo... mientras alguien esté dispuesto a pagar las 30 monedas.

Portavoz de Ciudadanos en la Diputación de Castellón y en el Ayuntamiento de Benicàssim

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