El vínculo de Peñíscola con el papa Benedicto XIII es indisoluble. Desde que eligiese nuestra península inexpugnable para refugiarse en los últimos años de su pontificado, en pleno Cisma de la cristiandad, dejó su sello en ella para siempre.
Hoy, más de seis siglos después, seguimos refiriéndonos a él como el más ilustre poblador de nuestro municipio, alguien cuya impronta le define hasta la contemporaneidad.
Peñíscola, ciudad pontificia, lo es por alojar un Palacio que acogió a un sucesor de la cátedra de San Pedro en el ejercicio de su pontificado, excepcionalidad y honor que únicamente comparten otras dos ciudades en todo el mundo, Aviñón y Roma.
Con la voluntad intacta y la convicción más firme, si cabe, seguimos avanzando juntos alcanzando pequeñas metas en el camino de la divulgación y restauración de la dignidad de la figura de nuestro estimado Papa Luna.
En esta tarea, cabe destacar el esfuerzo y empeño de la Asociación de Amigos del Papa Luna, de la cual me enorgullece formar parte como socio fundador, pues hace ya más de una década que impulsa incansable cada acción y persigue logro tras logro.
Paso al frente
Con orgullo me refiero al último paso que hemos dado al frente en este camino, esta misma semana, y a petición de la asociación, el Ayuntamiento de Peñíscola en pleno hemos aprobado institucionalizar el año próximo como Año Papa Luna, cuando se conmemora el sexto centenario de su fallecimiento, que se produjo en nuestra ciudad.
En este empeño hemos encontrado también la complicidad de la Diputación Provincial de Castellón, que se suma a la declaración del año próximo como el año de Benedicto XIII.
En favor de la cultura y el legado que el Pontífice nos dejó en herencia, nos unimos todos para seguir divulgando quien fue, trabajando por al restitución de su honorable trayectoria, creyendo en su legitimidad y su rectitud como ejemplo de vida.
Alcalde de Peñíscola
