El Periódico Mediterráneo

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Marta Barrachina

Irene Montero debe dimitir ya

Ese es el nivel de nuestra ministra de Igualdad, pero también es el que tiene todo el gobierno de Sánchez

Irene Montero debe dimitir. Debe recoger sus cosas y abandonar el Gobierno de España. No puede seguir como ministra una persona que tanto dolor está causando por su manifiesta falta de talento y de sensibilidad: sobre su conciencia y sobre sus hombros recae las, de momento, 13 reducciones de condena y las 5 excarcelaciones de las que ya se han beneficiado maltratadores y agresores de mujeres por culpa de su nefasta y torpe Ley de Garantía de la Libertad Sexual, conocida por todos como la ley de solo sí es sí. Y esto, lo advierten los propios jueces, no ha hecho más que empezar… La situación es muy grave.

Pero ella, la inefable Irene Montero, no da su brazo a torcer. Ella jamás se equivoca. Es el mundo entero el que está en contra del progreso y la igualdad de la mujer. La culpa, en definitiva, es de los jueces, que están «incumpliendo la ley» por «machismo». Y es que el machismo, que reina en todos los tiempos y lugares, puede afectar muy seriamente, según sus propias palabras, a «la imparcialidad e integridad de los sistemas de justicia» y, por lo tanto, «puede hacer que haya jueces que apliquen erróneamente la ley o que la apliquen de forma defectuosa». Y para evitar la incultura de nuestros jueces, Montero propone que todos ellos deberán pasar por un curso de «formación obligatoria en igualdad de género». Parece un chiste malo, pero lamentablemente es nuestra realidad política.

Ese es el nivel de nuestra ministra de Igualdad, pero también es el nivel que tiene de todo el gobierno de Pedro Sánchez que, para no perder ni su abultada nómina, ni su cómodo sillón ni el uso y disfrute del Falcon, ha decidido guardar silencio y arropar a la ministra Montero en contra de la dignidad de todas las mujeres que han sido víctimas de maltratos o agresiones sexuales.

Criminalizar al hombre

Irene Montero, que está feliz de haberse conocido, vino a acabar con la violencia de género a base de criminalizar al hombre por el solo hecho de serlo, está creando una importante alarma social al transformar en ley su feminismo histérico. Y ha vuelto a abrir dolorosas heridas en familias enteras que están sufriendo en primera persona cómo los agresores de sus madres, hermanas o hijas han visto reducidos sus castigos y celebran la medida adoptada por el gobierno de PSOE-Unidas Podemos.

Irene Montero no me representa. Ni me identifico con su feminismo extremista contra el hombre. Yo apuesto por la igualdad. No me gusta que nadie me diga cómo debo ser ni qué debo hacer. Ser mujer es otra cosa. Algo sustancialmente opuesto al histerismo y a la rabia que predica la ministra de Unidas Podemos que, casi siempre, roza el esperpento. No puede seguir ni un minuto más formando parte del Gobierno de España. Y si no se va ella, deberá echarla Sánchez.

Los españoles –hombres y mujeres-- estamos ya muy hartos de las excentricidades, de la torpeza y de la prepotencia de Irene Montero y su desmedido afán de protagonismo. Estamos cansado del estado de tensión que ha creado entre unos y otros, de su fanatismo ideológico y de su falta de respeto hacia el resto de la Humanidad que no comulga con las ruedas de molino que ella idolatra. Que se vaya a casa ya, por favor. Y que cierre la puerta al salir, por favor.

Alcaldesa de Vall d’Alba, diputada provincial y presidenta provincial del PPCS

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