Todos los países del mundo están invitados a desarrollar sus capacidades y abordar retos, garantizando el desarrollo sostenible para las generaciones futuras. Desde mañana celebramos el Día Mundial del Futuro.
Cuando hablamos de futuro, algunas películas ya nos vaticinan algo, por ejemplo, cómo mantendremos nuestra salud; y eso sería principalmente con la ayuda de tecnologías digitales y ayudantes electrónicos cotidianos, como el entrenamiento cibernético, las aplicaciones de fitness y los dispositivos portátiles. Gracias a un análisis genético, la lucha contra las enfermedades hereditarias estaría ganada.
Gracias a la telemedicina, se podrá contactar al médico las 24 horas del día y el ordenador con internet reemplazaría las visitas domiciliarias y las consultas, como ya aprendimos en tiempo de pandemia de covid-19. En general, el progreso médico nos está llevando a una mayor esperanza de vida y una mejor atención para las personas mayores y personas con diversidad funcional o alguna discapacidad .
En cuanto a la vivienda, en 2050, será aún más avanzada y el espacio vital será aún más escaso que hoy. Viviremos cada vez más en edificios de gran altura, energéticamente eficientes y optimizados según la demanda de sus habitantes. Los hogares estarán permanentemente en línea, los asistentes lingüísticos serán nuestros cotidianos compañeros y seguro que la nevera pedirá la comida que falta.
Derechos laborales
Pero en lo que yo me preocupaba estos días, como diputada por Castellón y servidora pública temporalmente, es en cómo será el trabajo en el futuro, bueno habrá robots dicen, pero yo me quiero referir más que nada al ámbito de los derechos laborales y a la situación del empleo. ¿Cómo será? Y buscando información sobre el futuro, recordé que en 2021 se presentó desde la Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia del Gobierno de España el Informe España 2050: Fundamentos y propuestas para una Estrategia Nacional de Largo Plazo.
Dicho informe anuncia que el envejecimiento demográfico podría reducir nuestra población en edad de trabajar en un 12% para mediados de siglo. Las consecuencias del cambio demográfico casi no se percibirán de aquí a 2030, pero a partir de entonces se acentuarán significativamente, de tal manera que, en el año 2050, España podría contar con 3,7 millones menos de potenciales trabajadores.
Para eludir esta pérdida potencial de fuerza laboral, nuestro país tendrá que hacer dos cosas. Por una parte, aumentar la inserción laboral de las mujeres, los jóvenes y las personas de más de 55 años. Por otra, integrar laboral y socialmente a cientos de miles de personas inmigrantes. Por aquí pasa que no nos sorprenda ingratamente el futuro.
Diputada por Castellón de Unides Podem en Les Corts
