PUNTO DE VISTA

El estado de las cosas

Pablo Sebastiá

Pablo Sebastiá

Les reconozco, queridos lectores, que es mucho más agradable escribir uno de estos artículos alabando lo que alguien hace bien que al contrario. Lo que ocurre es que, lamentablemente, el estado actual de las cosas es el que es. Por eso, cuando uno sienta sus reales posaderas y se dispone a analizar la actualidad frente al teclado del ordenador, la cabeza tiende a decantarse por la crítica, a veces taimada, a veces feroz, pero siempre fiel a la verdad, o al menos a lo que uno cree que es cierto.

En esa línea, son tantos y tantos los excesos, los escándalos y las traiciones de quienes hoy rigen nuestros destinos en lo Universal que, paradójicamente, unos tapan a otros y al final se acaban olvidando.

El pasado martes tomé café con un reconocido empresario castellonense con intereses más allá de esta bendita tierra. En el rato en que tomamos un cortado y una infusión, pudimos tratar al menos tres o cuatro de esos excesos políticos. Algo huele a podrido en Dinamarca, y en España ni les cuento.

El mal llamado cambio

Mientras socialistas y podemitas andan a la greña en ese desgobierno del mal llamado cambio, populares y voxistas se relamen pensando en lo que todas las encuestas serias pronostican. Y matizo lo de serias porque, visto lo visto, hay instituciones demoscópicas antaño prestigiosas que se han prostituido de tal forma que apenas guardan nada de aquella gloria pretérita.

Esa pelea continua, y nada productiva, entre unos y otros, ese quítame allá esas pajas, ese quiero y no puedo porque en realidad no sé, está castigando sobremanera a los de siempre, a los ciudadanos de a pie. Y si nadie lo remedia, así seguirá todo durante más tiempo del que podemos soportar.

Escritor

Suscríbete para seguir leyendo