La rueda

Síndrome del corazón roto

Es cierto que el estrés es parte de nuestro día a día, pero conviene tener cuidado

Carlos Hidalgo

Carlos Hidalgo

Hace unos días, en la localidad argentina de San Carlos (Córdoba), un padre se encontró el cadáver de su hijo, después de cometer un aparente suicidio. Inmediatamente llamó a emergencias para avisar, pero, nada más llegar el servicio, él mismo sufrió un infarto y murió. Y es que un estrés físico o emocional intenso puede romper, de manera literal, el corazón. El llamado síndrome del corazón roto, cardiomiopatía de Takotsubo o síndrome de abombamiento apical, presenta síntomas similares a los de un ataque cardíaco, como dolor en el pecho y dificultad para respirar.

Este trastorno parece deberse a un aumento en el nivel de hormonas relacionadas con el estrés, como la adrenalina. Las arterias no se ocluyen, sino que es el músculo cardíaco el que se resiente y debilita, hasta el punto de que el ventrículo izquierdo adquiere una forma cónica. Es cierto que el estrés es parte de nuestro día a día, pero conviene tener cuidado pues cuando este se cronifica, puede afectar gravemente a la salud física y mental de la persona, siendo especialmente perjudicial para el corazón. Se ha descubierto que este síndrome ocurre, en un 75% de los casos, después de sufrir un estrés intenso como un accidente de tráfico, una fuerte discusión o la muerte traumática de un ser querido, especialmente si es el caso de un hijo.

Se trata, pues, de una afección cardíaca causada por situaciones estresantes o emociones extremas, como puede ser también una época de estrés prolongado o un cambio drástico en la vida, como una ruptura amorosa. Incluso situaciones cotidianas pueden generar estrés.

Por ello, para que no afecte de forma negativa a nuestra salud, es importante aprender a manejarlo haciendo terapia, con el fin de aprender a gestionarlo, mejorando así el estado de ánimo. Como dijo Dickens: «El corazón humano es un instrumento de muchas cuerdas, pero algunas de ellas sería mejor no hacerlas vibrar».

*Psicólogo clínico

(www.carloshidalgo.es)

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