A FONDO

Del indulto al insulto

Durante toda la legislatura hemos vivido múltiples episodios de este tipo de traición a principios y valores

Oscar Clavell

Oscar Clavell

En política, como en cualquier otra faceta de la vida, la coherencia y el sentido común deben aplicarse como dogma de fe. Es cierto que, aun empleándolos, a menudo es fácil cometer errores que entran en la condición humana y no dejan de ser eso mismo, errores. Pero otra cuestión muy distinta es cuando a sabiendas se realizan comportamientos que van en contra de los ideales que se presume defender.

Durante toda la presente legislatura hemos vivido múltiples episodios de este tipo de traición a los valores y principios, que no consiguen otra cosa que degradar la digna actividad política. Lamentablemente la llegada de los populismos al parlamentarismo español y su buena acogida, incluso llegando a imitarlos, por parte del Partido Socialista, o mejor dicho de lo que queda de él, ha supuesto que una parte esencial, que ayudó a fraguar la Transición Española, abandone el espíritu constitucional que aquellos sabios de hace más de cuatro décadas otorgaran al pueblo español.

Hace algo más de cuarenta años el PSOE fue fundamental para la llegada de la democracia a nuestro país, pero hoy, y lo digo con mucha tristeza, de aquel socialismo no queda nada. Pedro Sánchez se ha encargado de fagocitarlo o transformarlo a su imagen y semejanza para evitar cualquier movimiento interno que le pueda provocar voces disonantes. Lo presenciamos desde el primer instante cuando anunció su pacto de legislatura con aquellos que le impedirían dormir si lo hacía. O cuando decidió por su gracia indultar a los golpistas independentistas condenados por la Justicia, olvidándose de la separación de poderes en cualquier sistema democrático. O, lo que es peor todavía, permitirles que vuelvan a hacerlo sin que rindan cuentas ante el Estado de Derecho con la reforma del delito de sedición.

Delito de malversación de fondos

Pero no teniendo suficiente con acabar con este delito, Sánchez aprovecha una semana con varias festividades para modificar el delito de malversación de fondos, el mismo día en el que la Constitución Española cumple 44 años. Una cesión más a sus socios, que siempre han estado en contra del régimen constitucional y que alarma que ahora sean ellos los que marquen las directrices del Gobierno.

La Constitución, que fue la herramienta precisa para derrotar el golpe de Estado de 1981, vencer al terrorismo de ETA o detener el separatismo en Cataluña en 2017, se encuentra en peligro por el interés personal de un presidente que se dice ser de todos los españoles, pero que en realidad es el principal enemigo de la estabilidad y convivencia pactadas en 1978.

Siento con mucha pena y total rechazo las afirmaciones que se vierten últimamente en el Congreso de los Diputados, la casa de la soberanía popular. El templo de la palabra se ha convertido en un lugar donde cabe cualquier vómito dialéctico en muchas ocasiones para intentar justificar lo injustificable. El insulto nunca debe institucionalizarse ni denominarse jarabe democrático. El insulto siempre será un insulto y utilizarlo en las cámaras legislativas es ofender a su legítimo propietario, que no es otro que el pueblo español.

Diputado del PP en el Congreso

Suscríbete para seguir leyendo