BABOR Y ESTRIBOR

Manipulación histórica

Basilio Trilles

Basilio Trilles

En la primavera de 2007 visité el Memorial Leclerc, en el barrio parisino de Montparnasse, lugar en el que se encuentra toda la documentación de la liberación de la capital de Francia. Aquella fue una visita profesional, entonces estaba recopilando información para mi libro El español de la foto de París (Inédita, 2009), crónica novelada sobre la epopeya del héroe valenciano Amado Granell, oficial del ejército de De Gaulle que protagonizó la gesta histórica que supuso el gran hito de lo que meses después sería la caída del nazismo, el final de la II Guerra Mundial en Europa y el comienzo de la guerra fría entre los aliados occidentales y la URSS de Stalin. Aunque ya lo he contado en alguna ocasión, quedé sorprendido al advertir la ausencia de cualquier vestigio de la decisiva participación de los republicanos españoles, los primeros en llegar al Hôtel de Ville, donde se habían hecho fuertes dirigentes de la Resistencia, encabezados por Georges Bidault. Durante unas horas el castellonense Granell ejerció como máxima autoridad de las tropas de la Francia Libre. El periódico Libération inmortalizó al militar nacido en Burriana junto al prefecto del Sena en la portada del 25 de agosto de 1944 con el titular a cinco columnas: Ils son arrivés. Empero, en tan crucial ocasión el chovinismo galo ya hizo gala. El nombre que aparecía en el pie de foto correspondía al jefe de Granell, el capitán francés Dronne, aunque con la errata Bronne. Al día siguiente tanto Libération como el resto de periódicos reprodujeron la misma instantánea manteniendo a Dronne.

Días antes de la frustrante estancia en el Memorial Leclerc tuve ocasión de entrevistar a dos de los españoles supervivientes de la mítica 2ª División Blindada. En una residencia de Bretaña conversé con el asturiano Manuel Fernández, cabo de ametralladoras de la Compañía de Apoyo herido en combate en la Bolsa la Falaise. Con el catalán Luis Royo, soldado de La Nueve (la compañía de los españoles) hablé en su casa de Cachán, periferia de París. Ambos confirmaron la personalidad y papel del teniente Granell, auténtico líder al que sus hombres seguían con fe ciega. Este año se ha cumplido el 75 aniversario de la concesión de la Legión de Honor a Amado Granell y en el Boletín Oficial de la más alta distinción de la República Francesa reza: «Oficial poseyendo un sentido innato y experiencia del combate. Con bravura que rozaba la temeridad, siempre a la cabeza de sus hombres, teniendo un desprecio total del peligro, se distinguió siempre a lo largo de la campaña». En el texto puede leerse un resumen de la hoja de servicios de Granell, en el que no hay ni una línea sobre su papel en la liberación de París.

Nuestro héroe, tras la contienda, tuvo una destacada actividad política haciendo de enlace entre los socialistas de Largo y Prieto con don Juan de Borbón, en el anhelo de derrocar a Franco e instaurar en España una monarquía parlamentaria siguiendo el modelo del Reino Unido. Aquello no pudo ser y en 1952 Granell cruzó Los Pirineos y nadie lo molestó. Vivió en Santander, Barcelona y Alicante hasta que falleció en accidente de automóvil en 1972. Los franceses ocultaron el protagonismo del heroico español. Ahora son los talibanes de la Memoria Democrática quienes borran su relación con don Juan de Borbón y los monárquicos españoles. En un homenaje celebrado en Burriana escuché atónito la manipulación de la figura de Amado Granell en boca de la consellera podemita Rosa Pérez, que nada dijo del acercamiento a la monarquía y aseguró que Granell en los años sesenta entraba clandestinamente a España para luchar contra Franco.

¡Cuánto daño hacen!

Periodista y escritor

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