PUNTO DE VISTA

Inocentes e inocentadas

Henri Bouché

Henri Bouché

Hace años, muchísimos, en este mismo periódico, tal día como hoy, conmemoración de los Santos Inocentes, se publicó una foto con la torre campanario de la ciudad medio derruida por un fenómeno desconocido. La plaza Mayor fue visitada por numerosos castellonenses para ver in situ la figura deteriorada.

La decepción, seguida de la alegría, corrió como la pólvora: se trataba de una original inocentada de Mediterráneo. Y es que esta celebración, ironías del destino, se ha constituido en un día de bromas consideradas como inocentadas, especialmente en España, pero también muy popular en la América hispana.

Aunque algunos historiadores ponen en tela de juicio la matanza de los niños inocentes, la tradición y argumentos aducidos apoyan la verosimilitud del hecho consumado por Herodes I el Grande, conocido su carácter patológico y el celo en conservar su corona. Al conocer el nacimiento de un Mesías, futuro rey de Israel, pensó que su reinado podía peligrar y es entonces cuando ordena matar en Belén a todos los niños menores de dos años para asegurarse de que ninguno de ellos sería proclamado rey. Se calcula que los niños degollados por Herodes no llegarían a veinte o poco más, lo cual no deja de ser un crimen execrable.

La tradición ha sido muy celebrada y con variantes sorprendentes, sobre todo en algunos países hispano americanos; así, en algunos de ellos es importante en ese día no prestar dinero u otros bienes, ya que el prestatario es libre de apropiarse de los bienes, pues es frecuente la frase de «inocente palomita que te dejaste engañar, sabiendo que en ese día nada se puede prestar». Aviso para navegantes.

Profesor

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