AL CONTRATAQUE

¡Jaldi adi kampora! Sal a la calle

Paco Mariscal

Paco Mariscal

Era un espacio reducido, amigos y allegados del Riu Sec; era el patio interior de una casona noble, discreta e histórica del Carrer de Cavallers en la capital de La Plana, la Casa de Matutano. Era un día laborable y al encuentro cultural acudieron cuantos caben en un pequeño recinto: entre 30 y 40 ciudadanos castellonenses que no olvidaron el 90 aniversario de Les normes de Castelló, ni olvidaron a quienes el 21 de diciembre de 1932 las hicieron realidad. Las normas tuvieron y tienen valor histórico, como el edificio donde se firmaron; una casa que, como el valenciano que hablamos a una y otra orilla de nuestro cauce seco, puede visitar y apreciar el vecindario. Un vecindario, de raigambre o no, de esta urbe mediterránea y fenicia, donde la piqueta desarrollista envió al carajo mucho patrimonio arquitectónico.

Los asistentes a aquella conmemoración, en absoluto multitudinaria o masiva, reflejaban la pacífica pluralidad o diversidad ideológica y política de los castellonenses. Aunque todos ellos tenían un denominador común: mucho trabajo y tesón por recuperar un valenciano hablado, pero olvidado o maltratado, como lengua escrita, durante siglos. Por esa razón el motivo central del acto radicó en la presentación del auca o tebeo Llengua mágica, un día al parc de les normes. Un parque de normas para el valenciano escrito; un parque que viene a ser la capital del Riu Sec; una lengua mágica para niños y adultos que recorre las calles y espacios conocidos de Castelló, al tiempo que recuerda a los patricios de la cultura en valenciano, aquellos que, en nuestra ciudad, posibilitaron las normas y su desarrollo posterior. El divertido tebeo, patrocinado por la Acadèmia Valenciana de la Llengua, informa, forma y distrae. Así lo quisieron el humorista gráfico Joan Montañés Xipell y Manel Pitarch, el responsable del guion escrito. Y por eso fue pertinente que la sencilla presentación del cómic estuviese presidida por José Martí, el presidente de nuestra provincial Diputación y alcalde de Suera. Martí es uno de esos políticos que -- desde la convicción de un buen demócrata, alejado de separadores y separatistas lingüísticos--, tiene asumida la diversidad lingüística en la que vivimos; algo que pone de manifiesto a diario desde las instituciones en las que democráticamente gobierna.

Porque esa diversidad enriquece y no empobrece: une. El valenciano oral y escrito nos une a nuestros conciudadanos de Massamagrell, Dènia, Manacor, Palafrugell y el Pla de Lluch; el castellano oral y escrito con las gentes del Altiplano peruano o la Patagonia; quien habla y escribe buen inglés en el Mas de les Oronetes puede telefonear, sin problemas, al alcalde de Nueva Orleans y preguntarle por el infernal frío invernal que acosa los USA. De ese enriquecimiento que supone la diversidad se olvidan a diario demasiados protagonistas del encono y el desdén hacia el valenciano en el ámbito de lo público, de la calle.

Y por la calle, con el tebeo ilustrado de Xipell y Pitarch en las manos, le evocó la memoria a uno la figura del cura Bernat Etxepare, quien allá por el siglo XVI publicó el primer libro conocido en vasco o euskera: Linguae vasconum primitiae. La lengua vasca había sido hasta entonces lengua sólo de uso oral. Al comienzo de su obra escribió aquel presbítero controvertido y poco conocido refiriéndose al euskera: «…esta lengua es tan buena para ser escrita como las demás». Desalentado, además, por el retroceso geográfico de la lengua vasca, aquel sacerdote benanavarro, exhortaba --con un ¡Hueskara, jaldi adi kampora! (lengua vasca, sal fuera o la calle-)– a utilizar la lengua propia de aquellas tierras hispanas.

Si se para mientes con atención, el uso del valenciano oral y escrito necesita de una exhortación semejante. Algo se ha avanzado durante las últimas décadas en ciertos ámbitos como en los medios de comunicación y en el sistema escolar. Con todo, falta todavía mucha calle, mucho ayuntamiento y mucha tribuna política, donde se utilice con frecuencia, normalidad y corrección.

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