Tribuna

Año nuevo, problemas viejos

Empezamos 2023 en peores condiciones que 2022 pero este nuevo año puede ser mejor que el último

Francisco Toledo

Francisco Toledo

Comenzamos 2023 con perspectivas muy diferentes de las que teníamos un año antes. Diferentes y peores. En enero de 2022 las perspectivas de crecimiento en la zona euro eran elevadas, sin embargo habían aparecido tres factores que podían dar al traste con ellas: 1) Fuertes tendencias inflacionistas (España estaba en ya en el 6,1% con tendencia creciente), impulsadas por el incremento desmesurado de precios de determinadas materias primas y de la energía; 2) La menor producción de componentes electrónicos en relación con su demanda había paralizado en ocasiones las cadenas de producción de algunas empresas como las automovilísticas; 3) Habían aparecido cuellos de botella en las cadenas logísticas que disparaban los precios del transporte de mercancías (en especial de los fletes marítimos). Esos tres factores tenían un denominador común: existían oligopolios que estaban disparando los precios movidos por la codicia ante las perspectivas de crecimiento.

En mi artículo de Mediterráneo en diciembre de 2021, advertí de que no se podía dejar solo al mercado para que ajustara estos desajustes porque podía tardar demasiado tiempo en hacerlo e incluso en alguno de los ámbitos ni siquiera estaba claro que pudiera lograrlo por sí mismo (precisamente por las componentes oligopolistas). Advertí que si no había una intervención de los distintos gobiernos de forma coordinada para frenar estas tendencias inflacionistas nos jugábamos el crecimiento económico y el empleo.

A finales de febrero Putin decidió invadir Ucrania y a partir de entonces parece que la inflación se disparó. Digo parece porque no es así; la tendencia creciente de inflación venía de antes y siguió incrementándose en la línea que lo estaba haciendo. Lo que sí es cierto es que se dispararon el precio del gas y del petróleo, que ya tenían una tendencia creciente, y en consecuencia el de la energía eléctrica. Lo peor de la guerra de Putin son las muertes, sin duda, y la cantidad de ucranianos que se quedan sin nada ante la devastación que está sufriendo el país. Es imposible predecir cómo acabara el conflicto bélico, pero lo que sí que está claro es que tener una guerra en Europa, en la frontera de la OTAN, con Rusia enfrente, es extremadamente peligroso.

2023 lo empezamos con los mismos problemas que teníamos al iniciar 2022 y algunos más; destacaré cinco: 1) La guerra de Putin antes mencionada; 2) El estancamiento de las economías europea, china y estadounidense. 3) El incremento de los tipos de interés por la intervención del Banco Central Europeo que ha hecho que el Euribor pase de estar en negativo a superar el 3% en un solo año, con lo que supondrá de encarecimiento de las hipotecas; 4) La inflación ha impactado de lleno en la cesta de la compra disparando la inflación subyacente, con lo que eso supone de negativo para las economías familiares. 5) Una degradación sin precedentes del clima político en España entre el bloque de derechas y el de izquierdas que ha dinamitado los pocos puentes que quedaban y con unas tensiones nunca vistas desde que estamos en democracia entre los poderes ejecutivo y legislativo por una parte y el judicial por otra. Dado que este año habrá elecciones municipales, autonómicas y generales, es de esperar que asistamos a muchos más espectáculos bochornosos que en nada ayudan a que el escenario económico mejore.

Pese a todo ello, nuestro país está capeando el fuerte temporal mejor que la mayoría. Para muestra estos botones: 1) La aprobación de la excepción ibérica fue un gran logro que ha permitido rebajar los precios de la energía muy por debajo del de otros países europeos. Como consecuencia de ello la inflación ha bajado del 10,8% de julio al 5,8 de diciembre (por debajo de lo que teníamos un año antes, y notablemente por debajo de la media europea, aunque aun así está por las nubes). Eso ha sido una muestra del poder que pueden tener las medidas intervencionistas ante las desmesuras, que reclamaba en mi artículo de diciembre de 2021. 2) El empleo ha seguido subiendo gracias a la acertada reforma laboral que se aprobó. 3) Además, se han tomado muchas medidas de protección social que han paliado el efecto devastador de la crisis sobre los más desfavorecidos. 4) Las perspectivas de crecimiento de nuestra economía son positivas y se acaban de revisar al alza por organismos internacionales (en otros países europeos son negativas entrando en riesgo de estanflación). 5) Volkswagen ha aprobado la construcción de la megafactoría en Sagunto, que si bien no tendrá efecto económico durante 2023, es una muestra de que nuestro país, y nuestra Comunidad, pueden atraer grandes inversiones generadoras de economía y empleo.

En resumen: empezamos 2023 en condiciones peores que 2022, pero si España sigue capeando el temporal mejor que el resto de países, si sigue dando una adecuada protección a quienes más lo necesitan, si se encuentran los apoyos políticos para seguir tomando medidas necesarias y si juega bien sus bazas, en especial con los fondos de recuperación de la Unión Europea, puede ser globalmente un año mejor que el 2022, aunque nadie nos libra del efecto negativo que la inflación y los tipos de interés tendrán en nuestras economías domésticas. Sí, es verdad, hay demasiados condicionales.

*Catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial de la UJI

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