Barraca y tangana

Negocios

Un parque de atracciones sin acción. Sería igual que uno normal, pero subes a las atracciones y no se mueven. Solo descansas

Luis van Gaal observa el partido antes de un saque de banda

Luis van Gaal observa el partido antes de un saque de banda / KAI PFAFFENBACH

Enrique Ballester

Enrique Ballester

Pequeños placeres, pequeñas molestias y al final del día recapitulas y haces las cuentas. Me molesta, pero lo puedo soportar: que los hielos de una bebida se derritan demasiado pronto. Me molesta también, no lo niego, otro poco: que ni siquiera llegue al área la pelota en un córner que sacan en corto. Me gusta con mesura, aunque puedo vivir sin ello, pero que conste que me gusta: que el ascensor me esté esperando en la planta baja cuando vuelvo del trabajo. Me gusta con moderación: tener una idea de negocio imposible y explicar al detalle a los demás ese invento de lo más tonto.

Esta es mi nueva idea de negocio: un parque de atracciones sin acción. Sería igual que un parque de atracciones normal, pero subes a las atracciones y las atracciones no se mueven. Solo descansas un rato. Te sientas y no pasa nada. Solo estás sentado. Luego te levantas y vas a otra atracción. Tampoco se mueve. Solo descansas otro rato. Te sientas y ya está, no pasa nada. Solo sigues sentado. No has de hacer nada ni sentir nada de emoción ni alteraciones de ánimo ni pensar ‘qué bien me lo he pasado’. Las palabras clave son ‘descansas’ y ‘sentado’. El parque se llamaría Cort Aventura, un nombre abierto a la interpretación del usuario: aventura corta o corta ya con tanta aventura. Un parque de atracciones sin acción. ‘Descansas’ y ‘sentado’. El parque de atracciones que necesitamos.

En mi parque de atracciones sin acción se serviría un sencillo menú con consomé, merluza rebozada y plátano. Luego, té sin teína o café descafeinado. También se proyectarían en grandes pantallas partidos de fútbol olvidables y olvidados. A ser posible empates insulsos en partidos amañados. En las imágenes, los goles, las ocasiones y otros sustos similares estarían cortados. Solo veríamos jugadas aburridas e intrascendentes: pases perdidos, botes neutrales y saques de banda en campo propio. Cosas así: jugadores calentando, lanzadores pidiendo distancia en una falta y el cuarto árbitro enseñando la tablilla con los cambios. Planos del público comiendo un bocadillo en el descanso. Los equipos antes de salir en el túnel de vestuarios. El sorteo protocolario de campos. El árbitro ordenando a dos contrarios que se den la mano. Nosotros lo veríamos todo sentados, sin sufrir y sin fatigas, simplemente descansando. El parque de atracciones sin acción y el fútbol sin sobresaltos. ‘Descansas’ y ‘sentado’, está claro. El tipo de fútbol que necesitamos.

Pequeños placeres, pequeñas molestias y al final del día recapitulas y haces las cuentas. Me molesta, pero lo puedo soportar: que se haya quedado en el fútbol para siempre lo de los cinco cambios. Me molesta también, no lo niego, otro poco: despertarme, mirar la hora y comprobar que solo falta un minuto para que suene el despertador, o que estemos en 2023 y aún me falten unos treinta años para jubilarme en el mejor de los casos. Me gusta con mesura, aunque puedo vivir sin ello, pero que conste que me gusta: que me sirvan el café a la vez que el postre o que suene en la lista de reproducción la canción que estaba deseando. Me gusta con moderación: tener una idea de negocio imposible y explicarlo.

No suele pasar tan pronto, en el mes de enero, pero con esta idea ya he salvado el año. Cort Aventura, ahí queda. Ahora voy a por la Liga. No se me ocurría nada igual desde el várbitro o el McAuto para barcos. 

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