A FONDO

Un grande de España

Bartolomé de las Casas criticó en el siglo XVI el genocidio, robo y destrucción español en América

José Martí

José Martí

Les quiero hablar hoy de un grande de España. Pero grande, grande, de los de verdad. Sevillano de nacimiento, primero sacerdote, después fraile dominico, vivió en el siglo XVI y fue un pionero, un adelantado a su tiempo. Precursor de los derechos humanos, defensor de la paz, gran crítico del imperialismo y de la guerra de conquista, denostó la esclavitud y defendió hasta el extremo los derechos de los indios. Hablo, ya lo habrán adivinado, de Bartolomé de las Casas (1484-1566). Un grande de España.

Algunos, aún hoy, lo tildan de traidor y antipatriota porque en su Brevísima relación de la destrucción de las Indias exageró los datos y después la obra fue utilizada por potencias extranjeras para dar inicio a la leyenda negra sobre España. En realidad, es más bien lo contrario, De las Casas es un orgullo para nuestro país. Salva el honor patrio. Claro que critica el genocidio español en América, claro que se hace eco del expolio, el robo y la destrucción que los españoles practicaron en la Nueva España, pero resulta que la historia está ahí y otras muchas potencias europeas (ingleses, belgas, holandeses, franceses) hicieron lo mismo. Pero ¿dónde tienen ellos un Bartolomé de las Casas que ya en el siglo XVI dijera e hiciera lo dijo e hizo el grande de España del que les hablo?

Como utopista del Renacimiento intentó llevar la experimentación social-utópica a las selvas americanas en los establecimientos de Cumaná y Vera Paz, diez veces cruzó el Atlántico entre la Vieja y la Nueva España y tan pronto estaba en la Selva de Lacandona como en los salones de los palacios reales. Se movió muy bien en la Corte y a lo largo de su vida se entrevistó con Fernando el Católico, el cardenal Cisneros, Adriano de Utrecht, regente de Castilla, y luego papa Adriano VI. Finalmente se vio con el emperador Carlos, a quien convenció para que en 1542 se publicaran las Leyes Nuevas, que venían a terminar con las encomiendas, la esclavitud y las guerras de conquista.

Rechazo al otro lado del Atlántico

El problema fue que suscitaron un gran rechazo al otro lado del Atlántico y no llegaron a aplicarse. Pero De las Casas continuó con sus memoriales, cartas y escritos. En 1550, de nuevo el rey Carlos I lo llama y tiene lugar un hecho insólito. El Emperador de un imperio en plena expansión insta a los grandes intelectuales a que se paren a reflexionar sobre si era legítimo lo que estaban haciendo en el nuevo continente. Un foro de reflexión moral sobre la acción política de un gran imperio. ¡Casi nada!

No hay muchos antecedentes de un episodio histórico semejante. No lo hicieron otros países europeos con procesos coloniales similares, ni lo hicieron en el siglo XVI, ni en siglos posteriores, incluso en la actualidad. Nos estamos refiriendo a la Controversia de Valladolid. Juan Ginés de Sepúlveda, como defensor de la licitud de la guerra y de la conquista, y De las Casas como contrario a la guerra, defensor de la paz y derechos de los nativos.

Como muy bien dice Francesc Colomer en su libro sobre nuestro autor, Un diálogo sin fronteras. Desde De las Casas a la Alianza de civilizaciones, «la controversia de Valladolid es uno de los acontecimientos que más pueden enaltecer la condición ética de un país. Aunque España mostró su peor rostro al encontrarse con otros pueblos y culturas, también supo anticipar la primera crítica al reverso más sombrío de sí misma. España formuló la primera gran revisión y el primer juicio moral de la modernidad ya en su prematura antesala del siglo XVI».

Efectivamente el siglo XVI no es solo el siglo de oro de las letras, sino el siglo de oro de la reflexión moral. Con De las Casas estuvo también la Escuela de Salamanca, con Francisco de Vitoria a la cabeza, creador del derecho internacional y teórico de la guerra justa, que Putin haría bien en leer. Parece ser que la controversia quedó en tablas, pero como dice Lewis Hanke «la decisión de la Corona y del Consejo de Indias de no estigmatizar a los indios americanos como esclavos naturales pasa a ser uno de los hitos en el largo camino que lentamente conduce a una civilización basada en la dignidad de todos los hombres». Piensen como estaba tres siglos después la cuestión racista en los admirados Estados Unidos. Si quieren saber más sobre este Grande de España, el próximo martes 17 de enero tendré el honor de encarnarlo a partir de las 19.00 horas en una conferencia dramatizada en la UNED de Vila-real.

Presidente de la Diputación de Castellón

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